REFLEXIONES: Yo también me deprimo
AYUDAME A SALVAR UNA VIDA
Hola amigos, ¿qué tal? Yo también me deprimo, y es que los psicólogos, psiquiatras, sacerdotes, pastores, animadores de asambleas, conferencistas motivacionales, todos, un mal día, nos deprimimos, somos humanos igual que todo el mundo.
Cuando escribí este artículo era un mal día, me desperté sintiéndome muy mal, no quería ni moverme de la cama, estaba deprimido, me sentía sin rumbo, ni norte, pero tenía que cumplir con mi deber y no podía dejar de hacer mi rutina.
Tenía que orar tempranito, una cantidad de personas espera por mis oraciones cada mañana y sería injusto que no se los recordara al Señor, también debería escribir mi mensaje de amor inspirado por el Espíritu Santo para ser enviado en breve, pero… ¿y que escribo hoy que me siento tan mal?, me quedé en espera de que el Espíritu Santo me guiara, con mi mar de confusiones y malestares.
“Anda, escríbelo, confiésalo, di que estas deprimido, que te sientes mal, que no eres el super hombre, que las cosas no las hace por tus propias fuerzas”, fue el susurro que escuché, mientras pensaba que escribir.
Una vez más me doy cuenta que en mis debilidades, en mis flaquezas, en mis necesidades y dificultades, cuando más débil me siento y me aferro entonces a Dios, es cuando soy más fuerte, tal como lo dice san Pablo a los Corintios.
Me tuve que levantar de la cama, escribí dejándome guiar por el Espíritu de Dios, hice mis oraciones, ofrecí mi malestar, y solo me resta continuar el día sobreponiéndome, animándome, y recordando que hay quienes están peores que yo.
Doy gracias a Dios, e inicio mi día en espera de quienes hoy se acercarán a mí, en busca de aliento, de ánimo, de orientaciones, de medicamentos, de comida, de amor.
Es hora de recordar que, si me ocupo, no me pre-ocupo, suelto, libero los sentimientos negativos, me lleno de la presencia de Dios, después de mis meditaciones y oraciones, y aquí estoy Señor, para hacer tu voluntad, y decirles a ustedes, mis amigos queridos,
Hasta la próxima.
