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REFLEXIONES: ¿Quieres ser grande? Sirve

 AYUDAME A SALVAR UNA VIDA 

 

Hola amigos, ¿qué tal? “El que quiera ser grande entre ustedes, que sea servidor” frase principal del evangelio de hoy Marcos 10.

La actitud de Santiago y Juan, que pretenden ocupar los primeros puestos en la gloria de Jesús, motivó la intervención del Señor en una escena precedida por el tercer anuncio de la pasión del Señor, con el que el Señor avisa e instruye a sus discípulos que el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas; lo condenarán a muerte… y lo matarán; pero a los tres días resucitará.

En tal situación resulta sorprendente la petición de Santiago y de Juan pidiendo puestos de honor en el reino que suponen inmediato. Las primeras palabras de Jesús son decisivas, pero no fueron comprendidas por los dos hermanos, pues el Señor les dice: «No saben lo que piden» (Mc 10,38), para explicarles a continuación que tal puesto ya está reservado.

Los otros diez discípulos se indignaron contra Santiago y Juan por haber expresado su petición, cosa que en el fondo parece ser la aspiración de todos ellos, dado que el Señor les explica el contraste existente entre los poderosos de este mundo, que tiranizan y oprimen a los demás con tal de mantenerse en el poder, y por otra parte el estilo del reino de Dios, que parece ser paradójico, puesto que el Señor explica a todos sus discípulos que “el que quiera ser grande… que sea su servidor, y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos” (Mc 10,43-44).

Las palabras del Señor hemos de tomarlas muy en serio, porque son la clave de lectura de la enseñanza que propone a todos sus discípulos, dado que les dice: “El Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por muchos” (Mc 10,45).

 

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Esta es la enseñanza que todos los cristianos tenemos que aprender y tratar de practicar cada día en relación con las personas con quienes vivimos.

Víctor Martínez te asegura que esta enseñanza no es difícil de entender. La dificultad está en llevarla a la práctica, pues para conseguirlo, tenemos que dejar atrás nuestro arrogante y engreído «yo», ese «yo» que todos llevamos muy arraigado dentro de nosotros.

Ya es hora de aprender, no tantas teorías, sino más bien la realidad de la vida, y tal realidad, tratándose de la vida cristiana, se concretiza en el servicio a las demás personas, tomando siempre como punto de referencia al mismo Jesucristo, quien, siendo de condición divina… se despojó de su rango… y se hizo obediente hasta la muerte y muerte de cruz (cf. Fil 2,6-8).

Gracias a Fray Miguel de Burgos, de los Dominicos, quien me sirvió de inspiración para esta reflexión de hoy.

Hasta la próxima

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