REFLEXIONES: Todo al tiempo de Dios
AYUDAME A SALVAR UNA VIDA
Hola amigos, ¿qué tal? Son muchos los factores que inciden en tu situación actual, tu o eres feliz, o eres un amargado que te estás quejando de la vida, de todo.
O decides aceptar tu realidad con amor, con alegría, con esperanzas, con fe o te tiras en una cama a llorar, te pones a pelear, a culpar a otros y te atreves hasta a disgustarte con Dios, como si él tuviera la culpa de lo que te pasa.
Tu eres el único responsable de tu suerte, depende de tu actitud mental, de cómo aprendas a tomar las cosas, de tu capacidad para minimizar los problemas y entender que en la vida todo tiene solución y que no hay mal que por bien no venga, pues siempre hay un bien escondido.
Tienes que apreciar el aprendizaje que la vida te trae, tras las situaciones que se te presentan en el diario vivir y que muchas veces no resultan como tu quisieras.
Se me peló el billete, se me rompió el florero de tanto valor, me chocaron mi vehículo nuevo, me rompí un pie, me enfermé y no pude ir a esa reunión tan importante, me botó mi pareja, no importa lo que te suceda, lo que importa es cómo tú lo tomas, sabrá Dios lo que ese imprevisto, te está evitando.
Es más, gracias Señor, esto tenía que pasar, lo acepto con paz y amor y estoy listo para ver lo que me espera.
Me sentí tan frustrado por mi vehículo, sin embargo, tal vez la muerte me esperaba al doblar de la esquina, ¿no sería que tu ángel guardián te lo evitó? Busquemos siempre el lado bueno de las cosas. Quejémonos menos, si te dejó tu pareja y quieres llorar, llora, pero no mucho tiempo, tienes que buscarte otra pareja, que tal vez sea la que en verdad te haga sentir bien.
Víctor Martínez te recomienda que, al despertarte cada día, lo pongas en manos de Dios y le pidas que ilumine tu camino, que te proteja, que te quite los obstáculos del camino, pero si algo no te conviene que se haga su voluntad.
Tal vez tu no entiendas por qué te está pasando eso, no importa, no busques tantas explicaciones, todo al tiempo de Dios.
Levántate y anda con fe, empieza de nuevo si es necesario, acepta conforme lo mucho o poco que Dios te ha dado y no te canses de dar gracias.
Hasta la próxima.
