La agonía del Teatro Agua y Luz

Por Augusto Álvarez
Desde las alturas del poder se pueden realizar crímenes y entregar propiedades del Estado al sector privado.
Diabluras, que para realizarlas, se debe carecer de escrúpulos, y fue así cuando a mediado de marzo del 2015, esa especie de obra maestra de la arquitectura del régimen de Trujillo, mediante tecnicismos «legales», cayó en manos del sector privado.
Desconocemos hasta dónde un funcionario puede negociar con el Estado formando partes de las mismas estructuras del poder establecido, pero se hizo, y esa maravilla que fue el Teatro Agua y Luz, en el Centro de los Héroes, se extingue entre los escombros y la falta de voluntad oficial para evitar que se consuma la perversidad.
Se rumora que cualquier venta por 30 años, del Agua y Luz, a una empresa vinculada al ex canciller Miguel Vargas, podría ser anulada en días por falta de cumplimiento de los establecidos.
No obstante, al momento de lograr un nombramiento, aún de cierta responsabilidad (hasta encargado de una empresa descentralizada), hacen del personaje a un futuro millonario.
Una buena conexión con quien decide, siempre produce más beneficios que un salario de subsistencia, así se razona en los partidos que son opciones de poder.