No me queda más que reír

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REFLEXIONES…
Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilisniz?
Siempre he sonreído mucho, me encanta regalar sonrisas; pero las sonrisas silenciosas, en el interior de tu corazón tienen un toque especial, pues solo las comparte con Dios.
Cada vez que converso con alguien que me ve desde la distancia y admira mi estadía en Turquía, además de sorprenderse por mi valiente decisión, me hablan como si yo estuviera en el paraíso soñado y deseado por muchos.
Es cierto, estoy en el paraíso, el mismo paraíso que me acompañaba en mi adorado país, pues a muchos se les olvida que por ser yo el hombre más feliz del mundo, siempre llevo el paraíso en mi interior, lo repito una y otra vez, la felicidad no puede depender de nada ni de nadie, es tuya, exclusiva y te la da Dios, búscalo y te sentirás como yo. Si, es verdad, los caminos del cielo están llenos de espinas, pero rodeados de las más hermosas rosas.
No todo el paisaje es como lo pintan, estar donde estoy no es fácil, no estoy aquí filmando series de esas bonitas que se producen en Estambul y se ven por Netflix o YouTube. Acostumbrarse a este frio clima que en ocasiones te obliga a encerrarte y si no eres lo suficientemente equilibrado te lleva por el camino de la nostalgia y hasta te deja inmerso en una depresión, ver nevar por una ventana añorando el calor del trópico y de tu gente, no es fácil.
Estar en medio de una sociedad tan diferente, una cultura difícil y un idioma más difícil todavía, tratar de entenderte con la gente, que te ven como un verdadero extraño, no es fácil.
Ver derrumbarse un país a tu alrededor, escuchando tantas noticias de fallecidos, heridos, personas desamparadas, sin sus casas, niños huérfanos, hermanos que lloran desconsoladamente por las pérdidas de sus seres queridos y pertenencias, no es fácil. Y más aún acostarte todos los días, sin saber si durante la noche te tocará a ti o tocará a tus seres queridos de Dominicana.
Levantarse cada día con la fe de que Dios proveerá, pero la preocupación de cómo producir los recursos para subsistir en un país tan lejano al tuyo, pasarte los días promoviendo tus conferencias, orientaciones, a tu gente, brindándoles tu apoyo profesional para orientarles y formarles, pero con humildad, en espera de respuesta, no es fácil, pero Dios siempre provee y usa a mis amigos de alma noble, mostrándome que nunca me desampara, gracias le doy, que le llevo ventajas a muchos, he aprendido a vivir con muy poco, mi mochila estará muy ligera a la hora de partir.
No todo es color de rosa, no todo es como muchos lo ven desde lejos, waooo en Turquía, ¡Qué maravilloso! Frente a esa expresión, no me queda más que reír.
Es muy bueno tener los rayos del cálido sol, el calor de tu gente, las limitaciones de tu país, las carencias, tu cultura, tu música, tu idioma que hace que todo el mundo te entienda, el plato de comida donde la abuela o amigo si no la tienes, pero Dios me condujo por estos caminos y tal como lo digo siempre: “Aquí estoy Señor para hacer tu voluntad”, y aquí estoy feliz, un día conoceremos los planes de Dios para conmigo.
Víctor Martínez te invita a venir, pero ven de paseo, a disfrutar las bellezas de este hermoso país, a vacacionar, a llenarte del amor de Dios en un lugar donde varias veces al día todo el mundo escucha por los altoparlantes de las innumerables Mezquitas, esas invocaciones al Todopoderoso recibiendo sus bendiciones a través de otro estilo de oración y otras creencias.
Gracias Dios por estar en todas partes, te bendigo y te alabo en este día y te pido llenar de amor y bendiciones los corazones de todos los que me están escuchando, que la Paz del Señor esté con todos ustedes.
Este mensaje ha llegado a todos ustedes, como cortesía de Punto Creativo.
Hasta la próxima.