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Conferencia sobre las batallas dominicanas

 

El psicólogo y líder religioso Víctor Martínez ofrece una profunda y sentida reseña sobre las grandes batallas que han forjado la identidad del pueblo dominicano, a través de un recorrido histórico lleno de valentía, fe y determinación.

 Martínez busca despertar en los jóvenes el orgullo por nuestras raíces, el amor a la patria y el compromiso con los valores que han sostenido nuestra nación a lo largo del tiempo.

Batallas Dominicanas

Recordando el derrocamiento del dictador y tirano Rafael Leónidas Trujillo, ocurrido un 30 de mayo de 1961, cuando un grupo de hombres armados de valor y con una única motivación —la búsqueda de la libertad— arriesgó sus vidas para liberar a nuestro pueblo dominicano, no de una dominación extranjera, sino de la más cruel y sanguinaria dictadura que ha conocido el país, he querido enviar esta pequeña conferencia a las generaciones más jóvenes. Mi deseo es que valoren no solo lo que hemos tenido que luchar para ser libres, sino también para mantener con orgullo nuestra identidad como dominicanos: valientes, capaces, alegres y felices de llevar en alto nuestra bandera, con la presencia de Dios bendiciendo siempre a nuestro pueblo.

Hoy, muchos menosprecian al dominicano, pensando que, por ser sensibles a las necesidades de los demás, y por tener una filosofía de vida tan distinta a la de otros pueblos —al enaltecer nuestros valores cristianos, que prevalecen incluso ante amenazas a nuestros valores patrios—, estamos perdiendo nuestra identidad y entregando la nación al mejor postor.

Pero, para quienes no conocen la verdadera esencia del pueblo dominicano, Víctor Martínez desea recordarles algunos hechos históricos que revelan nuestra identidad, destacando nuestra valentía y disposición de defender la patria a cualquier precio.

Desde el Descubrimiento de América, los dominicanos hemos luchado por hacernos respetar frente a las constantes invasiones extranjeras que intentaron imponernos sus culturas, religiones y costumbres.

En 1586 enfrentamos a los ingleses, quienes realizaron dos notables incursiones en Santo Domingo. La primera fue una ocupación que duró un mes; la segunda, en 1655, consistió en un asedio de 600 tropas inglesas. Sin embargo, en ambos casos los vencimos, siendo apenas unos 8,000 habitantes en toda la ciudad.

Posteriormente, en 1808, llegaron las tropas francesas, y también fueron derrotadas. Un ejército de criollos, comandado por el cotuisano Juan Sánchez Ramírez, venció a las tropas del general Jean-Louis Ferrand en la célebre Batalla de Palo Hincado, evento decisivo en la Guerra de la Reconquista de la Capitanía General de Santo Domingo.

Los colonos españoles que residían en la isla lucharon por mantener su nacionalidad y preservar su identidad. Con la ocupación francesa iniciada en 1802, se pretendía borrar una nación que ya contaba con más de tres siglos de formación, cimentada en elementos como el origen, la historia, la lengua, la religión y las costumbres. La Reconquista reafirmó esa identidad criolla española.

Pero incluso con la herencia cultural española y la influencia de la evangelización, los dominicanos no descansaron hasta consolidar su propia identidad. El 6 de septiembre se inició la Batalla de Santiago, que marcó el principio del fin de la Anexión a España. A partir de este hecho, los restauradores redactaron el acta de independencia que declararía restaurada la nación.

Los dominicanos, bajo el mando del general Gaspar Polanco, derrotaron a los españoles en los combates de El Limón y El Carril, combates decididos principalmente por el uso de armas blancas.

Luego enfrentamos a los haitianos. La Batalla de Azua, el 19 de marzo de 1844, fue la primera gran batalla en defensa de la República Dominicana contra el ejército haitiano. Unos 2,500 soldados dominicanos, liderados en parte por el general Pedro Santana, derrotaron a un ejército de 10,000 haitianos bajo el mando del general Souffront.

Tras la proclamación de nuestra independencia, el presidente haitiano Charles Hérard organizó un ejército de 30,000 hombres para recuperar el control del país. Dividió sus fuerzas en tres frentes: el general Pierrot entraría por el norte para tomar Santiago y Puerto Plata, mientras el propio Hérard intentaría tomar Azua.

Se produjeron intensos enfrentamientos, pero los dominicanos siempre salieron victoriosos. Esta resistencia afianzó el espíritu de independencia que se había manifestado en el trabucazo del 27 de febrero de 1844. A pesar de su estrategia de dividir el ejército, los haitianos fueron derrotados por la astucia y valentía de los líderes patriotas dominicanos.

La Guerra de la Independencia Dominicana culminó con la proclamación oficial de la República Dominicana el 27 de febrero de 1844, sellada con el disparo de Mella en la Puerta de la Misericordia y el izamiento de la bandera tricolor en la Puerta del Conde por Francisco del Rosario Sánchez, ambos inspirados por los ideales del fundador de nuestra nacionalidad, Juan Pablo Duarte.

Y me pregunto: ¿Qué otro pueblo del mundo ha vencido a ingleses, franceses, españoles y haitianos? Incluso el más grande imperio moderno, Estados Unidos, nos invadió dos veces en menos de 50 años… y tuvo que negociar su retirada.

Aun así, se nos tilda de antipatriotas y se dice que permitimos que nos quiten el país.

Somos un pueblo pacífico, acogedor, comprensivo, lento a la ira —tal como nos lo ha enseñado Dios—, pero cuidado: en cualquier momento pueden desatarse nuevamente los sentimientos de lealtad a la patria que marcaron nuestra historia.

Desde los 30 años de la tiranía de Trujillo —quien, a pesar de su aparente patriotismo, acribilló, asesinó y ultrajó a miles de familias dominicanas— hasta todos los presidentes que el pueblo ha elegido democráticamente y que luego ha rechazado cuando han fallado a sus promesas, los dominicanos seguimos luchando por la honestidad, la justicia, la paz y la libertad.

Hoy, los dominicanos seguimos firmes bajo los principios de Dios, Patria y Libertad, tal como fuimos creados: para ser libres e independientes de toda dominación extranjera y de cualquier forma de tiranía.

¡Que viva la República Dominicana! Elevamos hoy nuestras oraciones por todos los patriotas que han luchado por defender nuestra identidad.

Es la Comunidad de Amor de nuestra Fundación Vidas en Desarrollo la que hace posible que estas reflexiones lleguen al mundo entero.

Que Dios bendiga y proteja al pueblo dominicano.

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