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Audio: Tocando las puertas del cielo

REFLEXIONES...

 

 

 AYUDAME A SALVAR UNA VIDA 

 

 

Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilsiniz?

En esta semana he estado viviendo una experiencia maravillosa, que me dejó inmerso en una reflexión profunda, con innumerables interrogantes, pues me sentí cerca del cielo.

Me levanté a las 2:00 am y mientras me dirigía al baño sentí un fuerte mareo, me acosté de nuevo y al despertar y sentirme igual decidí tomarme la presión arterial: 205/115, definitivamente estaba muy alta y me tomé mi dosis acostumbrada para desayunar y sentarme a cumplir con mi rutina diaria.

Durante el día me la tomé cada una hora y a pesar de los medicamentos acostumbrados no bajaba a sus niveles normales.

Ya al otro día al levantarme con el mismo tema decidí dirigirme a la emergencia de un Hospital del Estado, pues aquí no tengo a la Plaza de la Salud, ni MCA, ni Cedimat, ni mis amigos médicos, ni seguro médico, me siento algo desamparado.

Agradezco a mi doctora Claudia Almonte quien muy preocupada desde Santo Domingo me ha dado seguimiento, quien me decía: “no lo tome tan a la ligera, debe acudir a consulta y reevaluar el tratamiento, no está bien le puede dar un evento”.

Entenderse en este ambiente sin dominar el idioma es algo difícil, por lo que agradezco a mi amiga turca que me acompañara, ya que mi hija Dashira está en Santo Domingo.

Análisis de sangre, electro, tomografía y otros estudios me detuvieron todo un día, ya a las 4 de la tarde cuando me daban de alta y al ver que todo había salido bien, a Dios gracias, terminé con un suero y un medicamento para bajar la presión, dada la resistencia a las 5 pastillas que me habían dado.

En esto me he pasado la semana, llamando a mi doctora en Santo Domingo, vuelvo al hospital, aumento las dosis, pero jamás he logrado llevarla a 120/80.

Hice esta historia porque al verme inmerso en un hospital rodeado de todo el escenario que ya ustedes conocen, no en una clínica privada, sin recursos, ni familiares, mientras esperaba mis turnos y sabiendo que estaba en peligro por mi alta presión, me dediqué a pensar y conversar con Dios, fue cuando toqué las puertas del cielo.

¿Qué hago yo aquí, Señor?, tan lejos de los míos? ¿Es que me está llegando la hora? ¿Y si a mí me da una vaina aquí, qué será de mí? ¿Si no tengo estrés, estoy en paz, feliz, alimentación sana, caminando kilómetros diarios, por qué todo esto? ¿Es que ya me quieres contigo? ¿Y si me voy ahora, qué hacer con todo el trabajo que tenemos pendiente aún? ¿Y el costo emocional para mis hijas, nietos, familiares, amigos todos?

Señor, pero tengo metas por alcanzar, deudas por pagar, corazones por convertir, semillas por sembrar, tú no crees que debemos esperar un poco más, aunque siempre te he dicho, “aquí estoy Señor, para hacer tu voluntad”.

¡Cuánta nostalgia sentí!, cuanto pensé en los míos, cuanta tristeza al pasar balance a mi comportamiento de toda una vida, y todo porque en un momento dudé de que saldría bien de todo esto.

Son momentos difíciles, pero en los que crecemos, maduramos y nos acercamos más a Dios.

Aquí en Hastane Ankara Mamak, viviendo las experiencias de los más humildes, sin Claudia Almonte, Oscar Cabrera, Alejandro Cambiaso, Nepomuceno Mejía, y otros amigos médicos, las cosas son muy diferentes, pero esto es lo que me sale.

Toca ahora a ustedes los que me siguen, orar un poco por mí y pedirle al Padre que me pase su mano sanadora.

Este mensaje ha llegado a todos ustedes gracias al apoyo recibido por nuestra hermana Diana Freites.

Hasta la próxima.

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