ACTUALIDADNACIONALESPICANTE

Ángel Martínez: ¿Preso político del PRM o enemigo público del narco?

Mientras la justicia se usa como garrote político, el gobierno guarda silencio cómplice y la Policía actúa como por encima de una decisión judicial. ¿Hasta cuándo, presidente Abinader?

 

 

Buenos días…

La justicia en República Dominicana, parece que se usa como garrote político…

Tal como lo denunció el abogado Miguel Surun Hernández, el veterano comunicador y detective privado Ángel Martínez está siendo “casi condenado a muerte” por un supuesto delito de difamación. Y no es exageración.

Y coincidimos con Surun Hernández, el caso de Ángel Martínez apesta a venganza disfrazada de justicia.

Martínez se ha convertido en el primer imputado por supuesta difamación al que se le impone medida de coerción en violación directa a la Constitución, a la Convención Interamericana de Derechos Humanos y a las propias leyes procesales y penales dominicanas. Un escándalo jurídico que apesta a persecución política.

Con este caso, el gobierno del PRM y del presidente Luis Abinader convierte a Ángel Martínez en un preso político. Su único “crimen” ha sido denunciar al narcotráfico, especialmente el que se pasea con gorras del PRM. Y algunos de esos señalados ya están presos o condenados… pero en Estados Unidos.

Y ojo, a quienes han mirado hacia otro lado y han callado cobardemente mientras se pisotea la libertad de prensa y de expresión. Hoy es Ángel, mañana puede ser cualquiera de nosotros. Quien se atreva a decir la verdad sobre los verdaderos poderes del crimen, la corrupción y el narcotráfico, corre peligro.

No pedimos privilegios. Exigimos que se cumpla la ley. El artículo 39 de la Constitución es claro: “La ley es igual para todos”. Pero en este país, si tocas los intereses de los narcos con corbata o hablas más de la cuenta, la justicia te arrastra.

Ángel Martínez ha sido el chivo expiatorio. El mensaje es claro: “¡Cállense todos los que opinen con libertad!”. Y eso es inaceptable.

El gobierno de Estados Unidos debe intervenir. No puede permitir que un ciudadano estadounidense y dominicano muera bajo custodia en un país donde el sistema judicial actúa como verdugo político.

Mientras tanto, la Policía Nacional sigue su festín de abusos. Un tribunal de Santo Domingo Este ordenó al director de la Policía abstenerse de cerrar arbitrariamente una discoteca ubicada en un hotel turístico. ¿Resultado? Nada. Ramon Antonio Guzmán Peralta ignoró la sentencia y la ley, como si fuera emperador. Colocándose por encima del Poder Judicial.

Presidente Abinader, ¿hasta cuándo va a permitir que este señor pisotee la Constitución? La llamada “reforma policial” es un chiste macabro. La imagen de su gobierno está hundida en el mismo lodazal que la de algunos de sus jefes policiales. Los principales. ¡Despierte, presidente, que el país se le va de las manos!

Aquí puede ver la sentencia:

Y la violación descarada en video:

Guzmán Peralta se cree intocable. Ni la Presidencia, ni la Procuraduría, ni el Congreso se han atrevido a pedirle cuentas. ¿Y el enriquecimiento ilícito? ¿Y las ejecuciones extrajudiciales? ¿Y la inseguridad galopante?

¿Esto es democracia o una dictadura elegante?

Y como si fuera poco, recibimos denuncias graves sobre el actual director de Asuntos Internos de la Policía, acusado de agredir reiteradamente a una dama, con expediente por violencia de género, y aun así fue ascendido por el propio presidente Abinader. Hoy, ese personaje controla una de las áreas clave para la ética y la moral policial. ¿Se entiende ahora por qué los policías actúan como salvajes?

El presidente promulgó con bombos la Ley 47-25 sobre contrataciones públicas, hablando de lucha contra la corrupción. Pero, ¿cuál lucha? Díganos, presidente, un solo caso de corrupción de su gobierno castigado por la justicia. Uno. Usted premia la corrupción, y tenemos pruebas.

Mientras tanto, el horror sigue en los barrios. En el Ensanche Capotillo, un hombre asesinó brutalmente a su pareja. La comunidad, enfurecida, hizo justicia con sus manos. La Policía brilló por su ausencia, como siempre.

En El Edén, en Santo Domingo Norte, los asaltos son el pan de cada día. Despojos a plena luz, y nadie responde. ¿A quién le exigimos?

Este país no resiste más abusos. Presidente Abinader, si aún le queda algo de responsabilidad, actúe. Y si no va a gobernar, al menos deje de proteger a corruptos.

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba