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La corrupción, fiscales y jueces… ¿culpables?

Por Augusto Álvarez

La importancia de procesar a los verdaderos implicados en el expediente contra los hermanos Medina Sánchez y otros no radica solo en la condena, sino en el mensaje que se envía a quienes llegan al Estado con las uñas largas.

¿Cuál podría ser la queja? El clásico truco del Ministerio Público: estructurar el expediente de tal forma que los jueces no tengan que sudar demasiado a la hora de decidir… porque, entre bomberos, no se pisan la manguera.

El nivel de los implicados y la complejidad de las operaciones —casi dignas de maletas con doble fondo— permiten que los “especialistas” de la Procuraduría dejen huecos por donde los jueces entran y los acusados salen.

El despliegue mediático cuando “personas importantes” caen en las redes de la justicia es mayúsculo. ¿Qué tenemos ahora? Alexis Medina: 7 años de prisión en Najayo, pago de 500 millones al Estado y una multa equivalente a 150 salarios mínimos.

Pero, con los huecos que dejó la Fiscalía, en apelación es muy probable que… pa’ fuera que va.

El mismo tribunal colegiado descargó a Magalys Medina y condenó a otros siete implicados.

¿Hubo “suerte” para algunos? Tal vez. Lo que importa es el mensaje que se envía a quienes entran a la administración pública afilándose las uñas. Por ahora, juzgue usted.

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