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RD atraviesa una de sus peores crisis de apagones

A pesar del vaivén eléctrico, el gobierno del PRM y Abinader sigue subiendo la tarifa eléctrica

Por Ysidro Hidalgo Rijo

SANTO DOMINGO, R.D.

El sistema eléctrico de la República Dominicana atraviesa una de sus peores etapas en décadas, marcado por apagones prolongados, alzas tarifarias y una evidente incapacidad de las autoridades para garantizar un servicio estable.

Desde agosto del 2020, con la llegada al poder del presidente Luis Abinader, las deficiencias no han disminuido como se prometió en campaña, sino que, por el contrario, se han incrementado, afectando a millones de hogares y negocios en todo el país.

Uno de los principales reclamos de la población es la desaparición práctica de los llamados circuitos 24 horas, un programa que, aunque imperfecto, permitió durante años que sectores cumplidores en el pago disfrutaran de electricidad continua. Hoy, incluso esas zonas consideradas privilegiadas sufren cortes diarios, lo que ha generado frustración y un creciente malestar social.

En muchos barrios de Santo Domingo, Santiago y otras ciudades, los apagones superan las 10 y 12 horas consecutivas.

A esta crisis de suministro se suma la constante alza en la tarifa eléctrica, un golpe directo al bolsillo de los dominicanos. Mientras la calidad del servicio se deteriora, el costo de la energía se dispara mes tras mes, provocando quejas generalizadas de familias que no entienden cómo pagan más por un servicio que reciben menos.

Comerciantes y pequeños empresarios también se quejan, pues deben invertir en plantas, inversores y combustibles para no paralizar sus actividades.

El gobierno ha justificado estos aumentos bajo el argumento de “sincerización” de tarifas y la necesidad de cubrir el déficit del sector eléctrico.

Sin embargo, expertos aseguran que la administración ha privilegiado la apertura de contratos sin licitación y la compra apresurada de energía, decisiones que han disparado los costos y agravado la crisis. Lo que antes se criticaba a pasadas gestiones, hoy se repite con mayor fuerza bajo la excusa de “emergencia nacional”.

Las deficiencias en el sistema eléctrico también han golpeado la confianza ciudadana en las instituciones. El deterioro del servicio ha generado protestas en múltiples localidades, con quema de neumáticos, bloqueo de calles y advertencias de paralizaciones.

Para muchos, la promesa de un servicio eficiente y confiable quedó en el olvido, y lo que existe es un retroceso evidente respecto a años anteriores.

En conclusión, la situación eléctrica en la República Dominicana ha empeorado de manera palpable desde el 2020. La eliminación de los circuitos 24 horas, las alzas tarifarias y los prolongados apagones han creado un escenario de indignación nacional.

El desafío para el gobierno de Abinader no es solo técnico ni financiero, sino político y social, pues cada apagón es un recordatorio del incumplimiento de promesas y de la falta de soluciones reales para un problema que afecta directamente la vida cotidiana de todos los dominicanos.

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