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Ser pobre es una elección

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Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasisliniz?

El arte de chismearLeyendo las lecturas de hoy y meditándolas en mi corazón me he cuestionado mucho acerca de la posibilidad de ser pobre o ser rico, y esto, porque en mi vida he tenido épocas de mucha abundancia y otras de muchas carencias, tal vez por haber sido mal administrador y derrochar las riquezas de Dios, como nos lo dice el evangelio en Lucas 16.

En ambas situaciones, siempre he seguido siendo el hombre más feliz del mundo.

Mi reflexión de hoy, “Ser pobre es una elección”, no es un escrito inconsciente, ni irónico, es una simple reflexión como fruto de mi interiorización y asistencia del Espíritu Santo.

Existe una ley universal, creación del Padre, (la Ley de la polaridad), que se refiere a un principio filosófico y espiritual que postula la existencia de opuestos. Cada cosa tiene su opuesto, y ambos son necesarios para entender el todo. Estos opuestos son, en realidad, dos extremos del mismo espectro. Por ejemplo, el calor y el frío son polos de la temperatura. La comprensión de esta ley implica reconocer que todo en el universo se manifiesta en pares de opuestos y que al trascenderlos se puede encontrar un equilibrio.

En esencia, la ley de la polaridad es un principio fundamental que afirma que todo lo que existe en el universo tiene un opuesto. ¿Has oído alguna vez el dicho? ¿No puede haber luz, sin oscuridad? Ésta es la esencia de la polaridad. Piénsalo; cada situación, cada emoción y cada momento de nuestras vidas tiene esta dualidad. Pe, ¿por qué es importante?

Comprender esta ley no es ponerse filosófico, porque sí, ni está contra las enseñanzas de Jesús. Se trata de reconocer que, la existencia de estos opuestos aporta a nuestras vidas. Cuando empezamos a ver el mundo a través de la lente de la polaridad, nos abrimos a un espectro más amplio de experiencias y percepciones. Esto, a su vez, nos aporta con el mundo que nos rodea.

Este principio no consiste sólo en aceptar que los opuestos existen, sino en aprovecharlos para nuestro propio bien. Por ejemplo, la adversidad no es un contratiempo, sino una oportunidad para crecer, para desarrollar la resiliencia y apreciar aún más los buenos momentos.

Así mismo debemos entender que, las carencias deberían ser una oportunidad para crecer, reorganizarnos, volver a empezar si es necesario y cambiar de actitud en nuestra vida.

Carl Jung, nos decía que: «Lo que se te resiste no sólo persiste, sino que crecerá en tamaño», destacando la importancia de aceptar la totalidad de nuestras experiencias, comprendiendo que la resistencia a un lado de una polaridad sólo sirve para exacerbar nuestras luchas.

Mis queridos hermanos, en la vida hay un equilibrio en todo, la noche se convierte en día, la marea sube y luego baja, y de nuestros retos surgen oportunidades. Si aceptamos este flujo y reflujo, podemos llevar nuestras vidas en una dirección diferente, una que sea… con el crecimiento, el equilibrio y una comprensión más profunda del mundo.

La pobreza es una condición socioeconómica caracterizada por la falta de recursos para satisfacer las necesidades básicas, como alimento, vivienda, salud y educación. Implica una carencia de ingresos suficientes y oportunidades para mejorar la calidad de vida. La pobreza puede ser relativa, comparando los ingresos de una persona con los del resto de la población, o absoluta, definida por un umbral de ingresos mínimos para sobrevivir. Además, la pobreza está a menudo entrelazada con factores como la desigualdad, la discriminación y la falta de acceso a servicios esenciales. Dime ¿quién no tiene alguna carencia en este mundo de hoy?

El problema está en cómo asimilarlo, digerirlo, enfrentarlo, con que actitud asumes tus carencias, no permitiendo que ellas, disminuyan tu felicidad, pues gran tristeza debe causarnos tener todas las necesidades materiales satisfechas, pero con una gran pobreza espiritual.

Aquí entra en juego la ley de la polaridad, siempre habrá quienes tienen más carencias que tú y si te comparas frente a ellos, tendrás mucho.

Pero recuérdalo, si eliges conformarte con lo poco y no luchas por trabajar duro, ahorrar, organizarte, sintiéndote merecedor del dinero bien habido y administrado, seguirás siendo siempre pobre.

No es cierto que Dios quiere más a los pobres que a los ricos, Dios quiere más a quienes sin importar lo mucho o poco que tengan le otorgan siempre el primer lugar en sus vidas, ejerciendo la caridad, apoyando Su Palabra, dando buenos ejemplos y amándolo por sobre todas las cosas.

La pobreza espiritual se refiere a la falta de conexión con algo más grande que uno mismo, ya sea Dios, el universo, la naturaleza o un sentido profundo de propósito y significado en la vida. Implica una sensación de vacío interior, desconexión, desánimo y la ausencia de valores espirituales, como la compasión, la gratitud y la fe. Las personas espiritualmente pobres pueden estar atrapadas en el materialismo, el egoísmo y una búsqueda constante de satisfacción externa. Esto no está necesariamente relacionado con la riqueza material, sino con la calidad de la vida interior y la relación con lo trascendente.

La razón por la que, el evangelio nos dice que, nadie puede servir a dos amos, no se puede servir a Dios y al dinero, es porque ponemos el dinero por encima de la persona, los placeres, las preocupaciones por acumular riquezas, la inversión en la belleza de nuestro cuerpo, en el vestir, nos desenfocan de la verdadera esencia del ser.

No tenemos suficiente para apoyar una causa noble y llevar la Palabra de Dios por el mundo entero, pero sí para malgastar en cosas superfluas, materiales, cambiando las cosas de Dios por las personales que nos dan satisfacciones y posponiendo a un segundo plano las cosas de Dios.

Víctor Martínez te invita hoy a cuestionarte ¿Dios o el dinero?, ¿seguirás quitándole tiempo a tu familia, para producir más dinero? ¿seguirás siendo indiferente a las cosas de Dios por no aportar dinero? ¿seguirás sin ayudar a los demás para no gastar tu dinero? ¿seguirás malgastando en compraderas, inmerso en esa sociedad de consumo por que te sobra el dinero? ¿O trabajarás por el reino de los cielos, dándole prioridad a tu Dios?

Es nuestra hermana Matilde Farach quien hace posible que cada domingo estos mensajes lleguen a los corazones de miles de personas por el mundo entero.

Hasta la próxima.

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