Una copia del Tío Sam en la pista enjabonada de RD

Las relaciones entre personas del mismo sexo son tan comunes como los amoríos extramatrimoniales en los altos círculos políticos.
Lo que cambia no es la conducta, sino el escándalo que generan, según de qué lado soplen los vientos de Washington.
Cuando en Estados Unidos estalla un tema que remueve sensibilidades —ya sea moral, política o sexual— ese temblor llega amplificado a las llamadas repúblicas bananeras, donde el Tribunal Constitucional suele actuar como un gran receptor de ecos ajenos, más atento al ruido externo que a la realidad local.
Recordemos: un embajador estadounidense llegó acompañado de su esposo y aquello no afectó en lo absoluto su desempeño diplomático.
También, quienes han estado en Estados Unidos durante el Día de San Patricio han visto desfilar oficiales —porque sí, un policía es un oficial, sin importar el rango— sin que a nadie se le ocurra convertir eso en un drama caribeño.
Y más aún: en Nueva York, hermosas oficiales han posado para revistas masculinas mostrando sus herramientas de trabajo (en sentido literal y figurado), sin que perdieran su empleo ni recibieran reprimendas.
Cuando se cuestionó a sus superiores, la respuesta fue simple y directa: “No estaban de servicio.”
En Miami, cada año, el Cuerpo de Bomberos publica su famoso calendario sexy con miembros de la institución.
Afecta eso su trabajo? En absoluto.
La realidad es esta: La orientación sexual existe y seguirá existiendo, con leyes o sin ellas, aprobadas o prohibidas, dentro de instituciones encargadas de hacer cumplir la ley y también dentro de aquellas que viven de predicar moralidades que no practican.
Pretender lo contrario es hipocresía institucional.
Y aquí, en esta pista enjabonada en que se ha convertido la República Dominicana, algunos insisten en deslizarse detrás de la sombra del Tío Sam… mientras fingen escandalizarse por lo que en el propio Tío Sam es rutina diaria.



