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Miches: brillo turístico entre calles rotas y abandono municipal

El auge hotelero contrasta con la falta de servicios básicos y el deterioro urbano

 

Por Ysidro Hidalgo Rijo

Fotos: Nelson Jiménez Sosa

 

Miches, El Seibo, R.D.

A pesar del notable crecimiento turístico que ha colocado a Miches en la mira internacional, el municipio luce sumido en el abandono, con carencias visibles que afectan la vida diaria de sus habitantes.

Mientras las cadenas hoteleras levantan modernos complejos frente a las aguas turquesas del Atlántico, la población local enfrenta calles destruidas, falta de agua potable, prolongados apagones y un clima creciente de inseguridad.

Vecinos del municipio aseguran que las obras de infraestructura básica avanzan con lentitud o permanecen olvidadas, como es el hospital municipal, en contraste con el ritmo acelerado de las inversiones turísticas.

“El turismo va por un lado y el pueblo por otro”, comenta un residente que ve pasar los autobuses de visitantes sin que el desarrollo toque su comunidad.

Agua escasa y calles en ruinas

En varios barrios, el servicio de agua potable es irregular o prácticamente inexistente.

Las vías principales y calles interiores presentan un deterioro notable, especialmente la carretera Miches–El Seibo, plagada de hoyos que dificultan el tránsito y afectan el transporte agrícola.

A esto se suman los caminos vecinales de acceso, totalmente deteriorados, lo que impide el desarrollo agrícola y se perfila como una retranca para el futuro turístico de Miches, cuyas playas son consideradas de las más bellas y extensas del país.

Montañas y ríos bajo amenaza

Miches no solo posee playas paradisíacas, sino también montañas de gran potencial ecoturístico, con paisajes únicos y biodiversidad envidiable.

Sin embargo, varias de esas zonas presentan devastación forestal, especialmente en las cabeceras de los principales ríos, donde la tala indiscriminada amenaza su caudal y su existencia.

Tal es el caso de la cabecera del río La Yeguada, el principal del municipio.

A pesar de las denuncias comunitarias, las autoridades de Medio Ambiente no han actuado con firmeza, lo que pone en riesgo un recurso vital para la agricultura, el turismo y el equilibrio ecológico de toda la región.

Miches: brillo turístico entre calles rotas y abandono municipal

Apagones e inseguridad

A ello se suma la frecuencia de los apagones eléctricos, que pueden extenderse por horas, afectando el comercio, la educación y la seguridad.

Este miércoles, a pesar de la presencia del presidente Abinader en la zona, se produjo uno de esos prologados apagones con golpean con fuerza a la población, perjudicando hasta la comunicación telefónica, vía internet.

En las noches, los apagones dejan zonas enteras a oscuras, un escenario que, según denuncian los comunitarios, favorece el aumento de la delincuencia.

Miches: brillo turístico entre calles rotas y abandono municipal

Riesgo y desesperanza: los viajes ilegales

El abandono social también se refleja en los viajes clandestinos hacia Puerto Rico, que continúan saliendo desde las costas michenses a pesar de los operativos de las autoridades boricuas para apresar y repatriar a los indocumentados, que se encuentran en la isla del Encanto.

Decenas de jóvenes se embarcan en yolas rumbo al peligroso canal de La Mona, buscando escapar del desempleo y la pobreza. Muchos han perdido la vida en el intento, víctimas de naufragios o de redes de tráfico humano. Incluso, después que se iniciaron en Estados Unidos las deportaciones de migrantes ilegales.

Costas usadas para el narcotráfico

A la par, la costa de Miches ha sido señalada por organismos de seguridad como una ruta frecuente del tráfico de drogas y contrabando, debido a su ubicación estratégica y la falta de vigilancia constante en algunos tramos costeros.

Un contraste visible

Así, el municipio muestra una realidad dual: por un lado, lujo, inversión extranjera y promesas de desarrollo sostenible; por el otro, carencias sociales, precariedad urbana y abandono ambiental.

Aunque Miches avanza como joya turística del este dominicano, sus habitantes reclaman que el desarrollo también llegue a sus calles, a sus montañas, a sus ríos y a su vida cotidiana.

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