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Bancarrota y quiebra social en Cenoví: Emely Peguero

La delincuencia social ya rebosa los límites del sentido común.  
No son la regla de derecho y los códigos penales sancionadores de infracciones criminales las limitantes al crimen.
No es la moral hostosiana, como diría la maestra Ivelisse Prat Ramírez  ni las prendas morales, de los libros de Moral y Cívica, que dejó de existir en las escuelas, a través de maestros de ética en la clase y en la calle, con la fallida excusa de la transversalidad supina e ignorante de sus gestores curriculares, en educación formal de las escuelas y colegios. 
Los verdaderos curas que en sus iglesias, al reflexionar en los sermones de las misas, en cada domingo, no han logrado con la misma, evitar un resquebrajamiento del compromiso por una sociedad más justa y donde todos somos hijos de Dios.
Ni tampoco el Pastor evangélico que en su culto al mismo Dios, de los católicos, impregna con energía y cánticos, un nuevo hombre libre de maldad y fuera del satanismo que se manifiesta en todos estos crímenes; especialmente contra la mujer.
Es una debacle que crece.
Es un derricadero criminal.
Es una Bancarrota del poder que se desmadra en la sociedad y quiebra vertiginosamente a las familias y sus paradigmas de convivencia.
Es el poder mal dirigido, manoseado, indigno y asaltado por tartufos sociales, que se envalentonan, se envanecen y se aposentan para hacer maldades, con tal de permanecer en sus cargos y puestos de enriquecido con el provecho del Estado, con coartadas criminales infames, como el crimen de Cenoví.
Ahí radica la Quiebra y es el origen de la bancarrota del poder, que por vía de consecuencia ha Desguañangado a esta sociedad que no tiene régimen de consecuencia ni sanciones ejemplarizadoras.
El crimen de Cenoví ha despertado la conciencia nacional y ha indignado el sentir de un país que se encausa por clamar justicia, sin distingos ni privilegios irritantes.
La gente normal ha empezado  a reclamar su derecho y el de sus vecinos, ante la latente impunidad y el concepto clasista del ejercicio del poder por parte de los funcionarios públicos, al servicio de intereses privados.
No más !!!!
Los crímenes de menores y la tragedia de Cenoví, que ha superado cualquier novela de ciencia ficción, nos obliga a estas reflexiones.
 
				 
					



