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La violencia intrafamiliar no es terrorismo

Se enfrenta con educación, desde los hogares y en las escuelas
Por Nicolás González
SANT DOMINGO, R.D.- Para enfrentar la violencia intrafamiliar es necesario emprender una campaña de educación desde los hogares, trabajando en la autoestima y la igualdad de género.
Autoestima es respetarse uno mismo, autovalorarse y, por tanto, respetar y valor a los demás. Si hay una autoestima equilibrada, es difícil que haya violencia de género.
Por eso, hay que trabajar la autovaloración desde las escuelas, con un plan estratégico tendente a prevenir entre niños y niñas lo que es la violencia, en sentido general, resaltando los valores y los derechos, tanto del niño como de la niña.
La violencia de género hay que combatirla con ejemplos, orientando a las propias autoridades a que actúen sin discriminación.
La violencia intrafamiliar no es terrorismo.
Por eso es falso, lo que dijo el ministro de Interior y Policía y ex ministro de Educación, Carlos Amarante Baret, de que la Policía es responsable de los asesinatos de mujeres.
Responsable es usted, Ministro, que no hizo nada, desde el ministerio de Educación para contrarrestar la violencia intrafamiliar.
Pero tampoco ha hecho nada, desde el ministerio de Interior y Policía.
Desconocemos que su Ministerio haya trazado un plan de acción dirigido a enfrentar, profesionalmente, la violencia intrafamiliar o la violencia de género.
Hay que realizar conversatorios entre parejas en los factores de protección, como son las iglesias, clubes, juntas de vecinos, las fiscalías barriales y los propios partidos políticos, que no hacen absolutamente para enfrentar y prevenir la violencia de género.
La violencia de género no se combate con teorías y discursos, en los medios de comunicación o aplicando acciones represivas.
Es importante trabajar la consciencia, tanto del hombre como de la mujer, enseñándoles que todos tenemos los mismos derechos.
En nuestros papis han anunciado varios proyectos para enfrentar la violencia de género, y cada día es mayor, ocurren más asesinatos de mujeres y suicidios de hombres.
La violencia de género trae secuencias amargas, como es luto entre familias. Pero, lo más trágico y frustratorio es el dolor permanente de los hijos, cuando quedan huérfanos, que viven siempre dolorido, porque el padre le arrebató la vida a su madre, o en algunos casos, la madre le quitó la vida al padre.
Este es un drama triste, porque es permanente y de no trabajarse sicológicamente con esos hijos, acarrearía en el futuro más violencia, ya que la violencia en una reacción a la frustración.
Dejemos, pues, de trabajar en los medios de comunicación, vayamos a la realidad.