Abofetear a un presidente ¿desafío mortal?

Durante una campaña, un aspirante presidencial (pese al escudo de seguridad que suele protegerlo) arriesga su vida en procura de mostrarse cercano al pueblo.
Incluso, hasta un presidente en ejercicio, también está al bordo de una agresión que su seguridad ignora de dónde podría llegar.
Irónicamente a mayor y efectivo escudo protector, en Estados Unidos, es donde la figura presidencial corre un riesgo mayor.
Ahí está la historia, donde Abrahan Lincoln parece prologó el morbo, la trágica muerte de John F. Kennedy, el zapatazo lanzado a Ronald Reagan e incluso, el atentado a tiros, constituyen el riesgo a que se está expuesto en la actividad política a un alto nivel.

Emmanuel Macron, el presidente de Francia, fue abofeteado mientras saludaba, y después de la cadena de atentados a mandatarios, ¿incluimos al Papa, jefe de El Vaticano, cuando fue apuñalado por un fanático que surgió de la multitud?
El presidente Macron, de Francia, pese a la seguridad que protege su alta investidura, nada en un mundo donde todo puede ocurrir, de ahí que luego de ser abofeteado, su vida siguió su curso.



