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REFLEXIONES: Caminemos hoy con lealtad

  AYUDAME A SALVAR UNA VIDA  

 

Hola, amigos, ¿qué tal? Continuamos caminando juntos, hoy sentimos la presencia de Dios; su ternura, su amor, su misericordia nos acompañan todos los días de la vida.

El salmo 24 hace un llamado al Creador: “Recuerda, Señor, tu ternura. Señor, enséñame tus caminos, instrúyeme en tus sendas: haz que camine con lealtad; enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas; acuérdate de mí con misericordia, por tu bondad, Señor. El Señor es bueno y es recto, y enseña el camino a los pecadores; hace caminar a los humildes con rectitud, enseña su camino a los humildes.

Es sencillamente lo que tenemos que hacer hoy, caminar con humildad, trabajando en nosotros ese gran valor, esa virtud, que consiste en el conocimiento de nuestras propias debilidades, siendo sumisos y teniendo la capacidad de restar importancia a los propios logros y virtudes y de reconocer nuestros defectos y errores.

La falta de perdón a quien nos ofende, por ejemplo, es algo que tenemos que superar, en nosotros mismos, y esto solo se logra con humildad, entonces el Padre será tierno, amoroso, misericordioso con nosotros.

Vamos ya por la mitad del camino y hemos estado caminando en busca de nuestra transformación espiritual, durante 40 días, el primer día hicimos una revisión de nuestras faltas y debilidades para iniciar el camino, luego apelamos a confiar en el Señor, ayunamos, según sus designios, hemos ejercitado la caridad ayudando al prójimo, hemos luchado contra las tentaciones, hemos escuchado la Palabra de Dios, venciendo obstáculos en el camino, nos hemos atrevido a pedir a Dios por nuestras necesidades, por nuestra salud, despojándonos de todo lo que nos aleja de Él y hasta las espinas del camino las hemos conocido.

Víctor Martínez te invita a no desfallecer, nos falta mucho por recorrer, pero al final tendremos la gran recompensa que el Padre nos tiene guardada, al transformarnos espiritualmente.

Recuérdalo, no te acuestes sin haber hecho una obra de caridad.

Hasta la próxima.

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