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REFLEXIONES: Recibe hoy el Espíritu Santo

  AYUDAME A SALVAR UNA VIDA  

 

 

 

 

Hola, amigos, ¿qué tal? Que la ternura del Padre, la amistad del Señor Jesús y la alegría del Espíritu Santo inunden por completo nuestros corazones.

Hoy es Pentecostés, día del gran regalo del Señor: Jesús cumple su promesa de enviarnos el Consolador, con ruido, viento y fuego. El Espíritu Santo siempre enciende los corazones, quiebra los miedos, desata las lenguas, habla el lenguaje del amor.

Con este regalo que nos hace el Señor: el Don del Espíritu Santo, Defensor y Consolador, nos enseña y nos recuerda lo que el Maestro nos enseñó.

El Papa Francisco comentaba en una de sus homilías: “También nosotros estamos llamados a dar testimonio en el Espíritu Santo, a ser paráclitos, es decir consoladores. Sí, el Espíritu nos pide que demos forma a su consolación. ¿Cómo podemos hacerlo? No con grandes discursos, sino haciéndonos próximos; no con palabras de circunstancia, sino con la oración y la cercanía. Recordemos que la cercanía, la compasión y la ternura son el estilo de Dios, siempre. El Paráclito dice a la Iglesia que hoy es el tiempo de la consolación. Es el tiempo del gozoso anuncio del Evangelio más que de la lucha contra el paganismo. Es el tiempo de llevar la alegría del Resucitado, no de lamentarnos por el drama de la secularización. Es el tiempo para derramar amor sobre el mundo, sin amoldarse a la mundanidad. Es el tiempo de testimoniar la misericordia más que de inculcar reglas y normas. ¡Es el tiempo del Paráclito! Es el tiempo de la libertad del corazón, en el Paráclito.

El primer consejo del Espíritu Santo es “vive el presente”. El presente, no el pasado o el futuro. El Paráclito afirma la primacía del hoy contra la tentación de paralizarnos por las amarguras y las nostalgias del pasado, como también de concentrarnos en las incertidumbres del mañana y dejarnos obsesionar por los temores del porvenir. El Espíritu nos recuerda la gracia del presente. No hay otro tiempo mejor para nosotros. Ahora, justo donde nos encontramos, es el momento único e irrepetible para hacer el bien, para hacer de la vida un don. ¡Vivamos el presente!”

Víctor Martínez te invita hoy a recibir el Espíritu Santo en tu corazón, para que te transforme y dé paso a una vida más santa y feliz.

Ojalá que permitamos al Espíritu Santo manifestarse en nosotros, para provecho de todos.

Si lo quieres recibir te invito a inclinarte ante Él y repetir esta oración:

Ven Espíritu Divino, mándame tu luz desde el cielo, Padre amoroso del pobre; don en tus dones espléndidos; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo.

Ven, dulce huésped del alma, descanso de mi esfuerzo, tregua en mi duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga mis lágrimas y me reconfortas en mis duelos.

Entra hasta el fondo de mi alma, divina luz y enriquéceme. Mira el vacío de mi alma, si Tú me faltas por dentro; mira el poder del pecado, si no me envías tu aliento.

Riega mi tierra en sequía, sana mi corazón enfermo, lava mis manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma mi espíritu indómito, guíame al torcer mi sendero.

Regálame tus Siete Dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale a mi esfuerzo su mérito; sálvame, Espíritu Santo y mora en mí, que quiero salvarme.
y dame tu gozo eterno. Amén.

Paz hermano.

Hasta la próxima.

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