Te invito hoy a ti, a predicar la Palabra de Dios

AYUDAME A SALVAR UNA VIDA
REFLEXIONES
Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilsiniz?
Hoy quiero invitarte a ti a predicar la Palabra de Dios, junto a mí, a ti, que me escuchas todos los días, que a veces me has manifestado tantas cosas hermosas al recibir un determinado mensaje que ha tocado tu corazón.
A ti, que me has dejado saber cuánto has crecido, cómo te has fortalecido espiritualmente con mis mensajes de amor inspirados por el Espíritu Santo.
A ti, que un día me dijiste, “aunque no me escuches estoy todos los días contigo”.
A ti que me das sugerencias, orientaciones, que me aportas buenas ideas de vez en cuando.
Hoy me dirijo a ti, que, aunque no me conoces, me escuchas, a ti que eres un gran amigo, a ti que eres mi ex alumno, a ti que eres parte de mi familia, a ti que me has mostrado admiración, a ti que me contestas todos los días con un gracias o una carita feliz, un corazoncito, un Dios te bendiga o cualquier otra imagen de agradecimiento.
A ti que me has dicho que has escuchado los 3300 mensajes que he enviado durante estos nueve años, al encontrar una manera muy peculiar de predicar la Palabra de Dios dejándome conducir por el Espíritu Santo.
El día que dejé de predicar en los altares, Dios me reclamó, me sentía inquieto, en ocasiones triste, sentía que no estaba cumpliendo con la misión que
Él había puesto sobre mis hombros desde temprana edad, fue entonces cuando pedí a Dios que me hablara y me dijera qué hacer para llevarlo a los corazones de los demás.
Una hermosa madrugada, desvelado, llego a mi mente y a mi corazón el primer mensaje de amor, como fruto de mis oraciones constantes para que Dios me diera el don de poder escribir, pues siempre me había dado el don de la palabra, y fue entonces cuando el Espíritu Santo se manifestó en mí y todos los días a las 5 de la mañana me despierta con el mensaje inspirado.
Pasé la vida sirviendo en la Iglesia, sirviendo en el altar, de niño como monaguillo, luego como Ministro de la Palabra, más tarde me ordené de Diácono y me dedique a construir comunidades e Iglesias, sin embargo nunca me vi en la necesidad de comer del templo, pues Dios siempre me proveía el sustento diario y me otorgaba la dicha de dar mucho a mi Iglesia.
La 1 Corintios 9, dice: “¿No saben que los que trabajan en lo sagrado, comen lo del templo; y que los que sirven al altar, ¿del altar participan? Así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio”.
Me he dedicado exclusivamente a servir a Dios, ayer me preguntó alguien ¿a qué te dedicas? Y yo respondí “a ayudar a la gente”. Cada mensaje de amor que envío cada mañana, lo reciben miles de personas en el mundo entero, dejé de contar, cuando mi celular había registrado en WS, más de diez mil personas, de Estados Unidos, Canadá, España, varios países de América, ahora Turquía, en fin, la Palabra de Dios es incontrolable cuando el Espíritu Santo la empieza a difundir.
Cada vez que un mensaje toca de manera particular a alguien se genera una comunicación de agradecimiento, desahogo, consulta, comentario, y son muchos los tocados cada día, a esto se agregan los que me piden oraciones y ayudas económicas para la compra de medicamentos y hasta la leche de sus bebés.
Dedico alrededor de cuatro horas diarias al celular, solo para responder inquietudes y preguntas, y para leer los cientos de bendiciones que me desean todos los días, se ha convertido esto en mi trabajo diario, servir a la gente, para glorificar al Padre.
En pocas palabras, vivo de la reciprocidad de quienes conscientemente valoran mi trabajo y me hacen aportes, dependiendo de las posibilidades de cada cual, Dios me ha demostrado que dando es cómo recibimos. Debo testimoniar que el pan de cada día nunca me ha faltado y que es mucha la gente a quien puedo ayudar, gracias a los aportes de muchos de ustedes.
En este mundo moderno en el que no basta pararse en la esquina del parque con un altoparlante a predicar, como esos hombres valientes que a veces tildan hasta de locos, hay que acudir a la tecnología para llegar con eficiencia a la gente.
Un buen celular para tus videos, que aguante la carga de la innumerable cantidad de personas que a diario intercambia material en esta misión, cuesta, una buena laptop, una página web, el buen manejo de las redes, tus horas de trabajo, es toda una empresa de Dios, y como Dios provee, hay que seguir adelante, pero hay que concientizar a la gente y pedir ayuda.
Víctor Martinez, levanta hoy una vez más su voz, a todos aquellos que me siguen, que me escuchan, que requieren de mis servicios, a quienes sirvo desinteresadamente y con mucho amor, para que piensen en la posibilidad de apoyarme en esta gran misión, Dios se encargará de devolverte engrandecidos tus aportes.
Estos mensajes llegan a todos ustedes gracias al patrocinio de Matilde Farach, Yolanda Logroño, Marcelo Alburquerque, David Peláez, Emile Troncoso, Bolívar Troncoso, Marie Cris Farías, Nelson Mendoza, Relámpago Informativo, un exalumno muy agradecido y algunas personas más, que siempre me muestran su apoyo.
Hasta la próxima.