El jefe provisional de Haití cuestiona a RD y a EU

Por Augusto Álvarez
Las Fuerzas Armadas dominicanas han hecho saber a los Estados Unidos que, a pesar de su enorme poderío militar y su avanzada tecnología, tampoco han logrado impedir por completo la entrada de inmigrantes ilegales a su territorio.
Es un hecho cierto. Y aunque reconocemos ese esfuerzo, hay omisiones que no se pueden pasar por alto.
El jefe provisional de Haití evitó referirse a la tan denunciada “puerta giratoria”, ubicada en la línea fronteriza, a través de la cual, durante años, se ha facilitado la entrada y salida irregular de personas entre ambos países.
Tampoco podía el alto oficial dominicano profundizar demasiado en el tema de la seguridad y firmeza fronteriza, sobre todo a la luz del magnicidio del presidente haitiano Jovenel Moïse.
Recordemos que aquel crimen fue cometido por mercenarios colombianos, algunos de los cuales, según informes, ingresaron a Haití desde territorio dominicano y llegaron hasta la residencia presidencial para ejecutar el ataque.
Entonces cabe preguntar: ¿La frontera está ahora realmente cerrada y la soberanía garantizada? ¿Por qué ahora sí, y antes no?
En cuanto a las acusaciones de xenofobia mencionadas por el actual dirigente haitiano, es necesario poner las cosas en contexto.
Resulta incoherente hablar de xenofobia en un país como República Dominicana, cuya identidad está marcada por el mestizaje y la diversidad racial.
Hasta hace poco, fuimos la única nación donde oficialmente existía el color “indio” como categoría étnica, impuesto por la dictadura de Trujillo, en un intento de borrar la negritud y establecer una narrativa racial propia.
Por tanto, reducir el debate a una supuesta discriminación racial carece de fundamento sólido en la historia y cultura dominicanas.
Nos complace que el señor ministro haitiano también haya dirigido sus críticas al “Tío Sam”, aunque omitió referirse al pasado intercambio de hombres y armas que precedió al asesinato del presidente Moïse.
Un silencio que, en este contexto, resulta tan elocuente como preocupante.



