
AYUDAME A SALVAR UNA VIDA
Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilsiniz?
Todos hemos estudiado en algún momento de nuestras vidas la historia, sea la universal, la de tu país o incluso tu historia familiar, y todos sabemos que, si bien es cierto que algunos hechos históricos pudieran estar adulterados, en el fondo revelan una verdad que no podemos obviar.
A veces pienso en los incrédulos, en los que dicen no creer en Dios, en los que hacen caso omiso a las Sagradas Escrituras e ignoran los acontecimientos que nos narra un libro que nos demuestra la presencia de Dios en el mundo.
El solo hecho de ver cómo nos narra acontecimientos que suceden con tanta precisión, miles de años después, ver las innumerables revelaciones que nos hace, proporcionándonos un medio tan eficaz para hacer contacto con el mismo Dios, descubriendo cómo a través de Su Palabra se transforma la vida de cualquier ser humano que la asimile dentro de su corazón, ver cómo es el mejor tratado de relaciones humanas, cómo están establecidas todas las normas y leyes que rigen al mundo, que deben regir el comportamiento del ser humano para vivir en armonía, paz, felices y llenos de éxitos, es más que suficiente para creer.
Hechos de los Apóstoles 1, nos describe todo lo que Jesús hizo y enseñó, cómo fue elevado al cielo y luego se nos presenta dándonos pruebas de que está vivo, sin embargo, hay quienes se atreven a decir que todo esto es un cuento.
Y es que, Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas, como nos lo dice el salmo 46 escrito miles de años atrás antes de que este acontecimiento sucediera.
Son estas las razones por las que el Apóstol San Pablo pide, al dirigirse a los Efesios que, “El Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, nos dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo, e ilumine los ojos de nuestro corazón para que comprendamos cuál es la esperanza a la que nos llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos, y cuál la extraordinaria grandeza de su poder en favor de nosotros, los creyentes, según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, poder, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no solo en este mundo, sino en el futuro. Y «todo lo puso bajo sus pies», y lo dio a la Iglesia, como Cabeza, sobre todo. Ella es su cuerpo, plenitud del que llena todo en todos”. Palabra de Dios.
Nos narra San Lucas 24, un acontecimiento extraordinario, algo ya escrito, miles de años atrás y expresado por el mismo Jesús: “el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se proclamará la conversión para el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Ustedes son testigos de esto.
Miren, yo voy a enviar sobre ustedes la promesa de mi Padre; ustedes, por su parte, quédense en la ciudad hasta que se revistan de la fuerza que viene de lo alto». Y los sacó hasta cerca de Betania y, levantando sus manos, los bendijo. Y mientras los bendecía, se separó de ellos, y fue llevado hacia el cielo. Ellos se postraron ante él y se volvieron a Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios”. Palabra del Señor.
Víctor Martínez pregunta: ¿Si sucediera algo así ante nuestros ojos, creeríamos? O ¿Empezaríamos a diagnosticar trastornos mentales, esquizofrenias, trucos bien montados?
Al final, todos queremos pruebas de la existencia de Dios para creer, lo expresó Santo Tomás: “ver para creer”, el problema está en que estamos tan ciegos y faltos de fe, que no vemos todas las señales que nos da Dios a diario, para iluminar nuestro camino y para conocerlo de cerca.
Matilde Farach ha querido hoy, apoyarnos con este mensaje de amor, como una muestra más de la existencia de Dios en tu vida, piénsalo.
Hasta la próxima.