Reflexiones: Dios y la poesía
Hola amigos, ¿qué tal? Ya los jóvenes de hoy no recitan, ni las jovencitas conocen lo que es ser enamoradas a través de la poesía.
En nuestros tiempos decirle a una chica: “Te digo adiós, y acaso, con esta despedida, mi más hermoso sueño muere dentro de mí… Pero te digo adiós, para toda la vida, aunque toda la vida siga pensando en ti.” Era amargarle la existencia.
Pero pararse debajo de una ventana a declamar: “La imposible me quiere, ya no puede negarlo, ya no existe la duda, ya no existe el temor, ya he leído en sus ojos lo que callan sus labios y aunque baja la vista pretendiendo ocultarlo, a sus ojos divinos se ha asomado el amor.” Eran cosas mayores.
Nuestro Dios era diferente, estaba en la poesía, en la guitarra, en las serenatas, era un amor puro, bailar boleros pegados era nuestro mayor pecado y enamorar con poesías nuestro mayor legado.
Víctor Martínez se puso romántico hoy y para cumplir con Dios debo decir como Santa Teresa de Jesús: “Vivo sin vivir en mí, y de tal manera espero, que muero porque no muero.
Vivo ya fuera de mí después que muero de amor; porque vivo en el Señor, que me quiso para sí; cuando el corazón le di puse en él este letrero: que muero porque no muero.”
Hasta la próxima.
