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Puedes irte, yo iré luego…

Por Augusto Álvarez

Quizás las esposas de los políticos dominicanos, carezcan de la suerte de Corazón Aquino, y visualicen el futuro más oscuro que sus parejas sentimentales, temiendo desde ahora enredos en los tribunales, y mucho menos, vestir el uniforme de un prisionero en Najayo o La Victoria.

La esposa del presidente del Senado, Ingrid Mendoza, decidió arroparse con otra sábana, e igual hizo  con mucha antelación, la vicepresidenta Margarita Cedeño.

Mientras, la esposa del aspirante presidencial del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) parece haber cedido el rol a la madre de Gonzalo Castillo, sus razones tendrá.

Doña Silvia López, esposa de Gonzalo, se cuenta, siempre, en los 35 años de enlace matrimonial, siempre ha tenido un bajo perfil, quizás tal y como ha sido la discreta actual primera dama.

Otra figura que escaló bastante para aproximarse a la silla de alfileres, es angelita Garcia, compañera sentimental Miguel Vargas.

A decir de quienes la conocen, el parentesco de la esposa del canciller y la ex primera dama por 40 días es tal, que ni la una ni la otra lo podría negar.

En los hogares con matrimonios tradicionales, el hombre manda, la hembra va, luego, él va a buscarla y se queda, y así siguen juntos hasta que la política y la ambición les separen.

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