REFLEXIONES: Sepultura de la Virgen María


Hola, amigos, ¿qué tal? Al morir la Virgen María, “la noticia cundió por toda la ciudad, y no hubo un cristiano que no viniera a llorar junto a su cuerpo, como por la muerte de la propia madre.
Su entierro más parecía una procesión de Pascua que un funeral. Todos cantaban el Aleluya con la más firme esperanza de que ahora tenían una poderosísima Protectora en el cielo, para interceder por cada uno de los discípulos de Jesús.
En el aire se sentían suavísimos pero fuertes aromas, y parecía escuchar cada uno, armonías de músicas muy suaves. Pero,
Tomás Apóstol, no había alcanzado a llegar a tiempo, cuando arribó ya habían vuelto de sepultar a la Santísima Madre.
Pedro, – dijo Tomás- No me puedes negar el gran favor de poder ir a la tumba de mi madre amabilísima y darles un último beso a esas manos santas que tantas veces me bendijeron. Y Pedro aceptó.
Se fueron todos hacia el Santo Sepulcro, y cuando ya estaban cerca empezaron a sentir de nuevo suavísimos aromas en el ambiente y armoniosas músicas en el aire.
Abrieron el sepulcro y en vez de ver el cuerpo de la Virgen encontraron solamente…una gran cantidad de flores muy hermosas, Jesucristo había venido, había resucitado a Su Madre Santísima y la había llevado al cielo.
Esto es lo que llamamos La Asunción de la Virgen María.
Y ¿Quién de nosotros, si tuviera los poderes del Hijo de Dios, no hubiera hecho lo mismo con su propia Madre?”
Víctor Martínez se despide en silencio.
Hasta la próxima.




