REFLEXIONES: Donde está el demonio
Hola, amigos, ¿qué tal? Sé que muchos temen escuchar este mensaje, pero es un tema que todos debemos conocer.
Demonio es una palabra que proviene del griego daimon, que significa ‘genio’ o ‘espíritu’ no personificado. Este genio o espíritu también puede ser entendido como una fuerza, pero nunca como una persona con voluntad o con un personaje.
Debido al hecho de que los evangelios narran diferentes historias sobre exorcismos practicados por Jesús, se ha extendido la creencia de que los demonios son siempre fuerzas negativas o diabólicas, o son el diablo mismo. Sin embargo, estos no deben ser confundidos con la personificación del diablo.
En el ámbito de las creencias espirituales, se cree que los demonios, en tanto fuerza no personalizada, actúan a través de las personas bajo la forma de la posesión y, por lo tanto, pueden impulsarles tanto a la creación como a la destrucción, tanto al bien como al mal. Ahora bien, en ambos casos, el «demonio» debe ser liberado para que la persona poseída pueda volver a hacer uso de su voluntad y libertad.
La palabra diablo alude siempre a aquel o aquello que divide, que separa o que calumnia. Muchas veces se le personifica a través de las figuras de Satanás o Lucifer, ‘adversario’ de Dios y del hombre. En cambio, un demonio, genio o espíritu no tiene entidad propia, planes, ni voluntad. Por lo tanto, no constituye un personaje.
Víctor Martínez piensa que esa fuerza del mal que te quiere separar de Dios y corromper se te presenta siempre de forma atractiva, provocando que por debilidad caigas y dé entrada al pecado en tu corazón; la tentación de tomar dinero ajeno, por ejemplo, de desear a la mujer u hombre de tu prójimo, de hablar mentiras, calumniar, de alejarte de Dios, en fin, son muchas las formas en las que podemos hasta perder el alma.
Aprendamos a luchar contra las tentaciones del mal y acerquémonos más a Dios.
Hasta la próxima.