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REFLEXIONES: Una familia desastrosa

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Hola amigos, ¿qué tal? Si es la tuya una familia desastrosa, desorganizada, conflictiva, plagada de errores, tóxica, en descomposición, destruida, hoy el Padre ha venido a componerlo todo, a bendecirlos y por arte de magia surgirán sentimientos de amor, de perdón, de comprensión de armonía y paz.

Nos dice Eclesiástico 3 que el Señor honra más al padre que a los hijos y afirma el derecho de la madre sobre ellos.

Entonces nos dice a nosotros los hijos, que quien honra a su padre expía (purifica) sus pecados y que quien respeta a su madre es como quien acumula tesoros. Seremos escuchados al rezar y tendremos larga vida. Nos manda a cuidar de ellos en su vejez, a no causarle tristeza, y aunque uno de los dos padezca de alzheimer, demencia senil, pierda el juicio, no lo desprecies porque la compasión hacia los padres no será olvidada por Dios y nos servirá para reparar nuestros pecados.

El salmo 127 se dirige muy específicamente a la esposa, cuando dice que la mujer debe estar como parra fecunda, en medio de su casa, con sus hijos alrededor de la mesa, esta es la verdadera bendición del hogar, sin importar que la mujer trabaje y tenga sus derechos y su espacio, siempre debe ser la que reúna en torno a la mesa a la familia.

Pero aquí viene lo más importante de las lecturas de hoy, en la carta de Pablo, nos recuerda que, como elegidos de Dios que somos, amados por Él, tenemos que revestirnos en los hogares de compasión entrañable, bondad, humildad, mansedumbre, paciencia. Que tenemos que sobrellevarnos mutuamente y perdonarnos, cuando alguno tenga quejas contra el otro, tenemos que hacer lo mismo que hace el Señor con nosotros, perdonar.

Debemos poner por encima de todo el amor, vínculo de la unidad perfecta.

 

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Las mujeres deben ser sumisas a sus maridos, como conviene en el Señor, pero sumisas a aquellos maridos que no las maltraten, que las respeten, que no sean ásperos con ellas.

Termina la Palabra de Dios pidiéndole a los hijos que obedezcan en todo a sus padres, y a los padres que no desesperen a sus hijos, con las correcciones y prohibiciones exageradas, la repetidera siempre de lo mismo, no vaya a ser que desanimen a los muchachos y los pongan rebeldes.

Familias den gracias por todo al Señor, exhórtense mutuamente con sabiduría, canten a Dios, hagan buenas obras, ayuden al prójimo, para Glorificarlo.

Víctor Martínez les garantiza que, si conducimos a nuestra familia con sabiduría divina, respeto, amor y un ambiente de paz, jamás ningún hijo se nos perderá, y no hay dolor más grande y desesperación que la pérdida de un hijo, nos lo ha testimoniado María en el Evangelio.

Hasta la próxima.

 

 

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