REFLEXIONES: De lo que rebosa el corazón, habla la boca
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Hola amigos, ¿qué tal? El Evangelio de san Lucas 6 de hoy nos deja cuatro grandes enseñanzas:
1. Un ciego no puede guiar a otro ciego.
2. No te estés fijando en la pajita del ojo ajeno, si tienes una viga en el tuyo.
3. Cada árbol se conoce por sus frutos.
4. De lo que rebosa el corazón habla la boca.
¡Cuánta sabiduría hay, en esos cuatro enunciados!
Muy sencillo, nadie puede venir a conducir, a guiar, a orientar al otro, si no tiene la sabiduría divina, la preparación y las cualidades y fortalezas para educar al otro e impactarle con su ejemplo.
Por otra parte, a quienes les encanta criticar, murmurar, chismosear, juzgar al otro, deben revisarse primero y descubrir como sus cargas de defectos y pecados no le permiten estar fijándose en su hermano, pues no tienen fuerza moral.
Pasa entonces el evangelio a señalarnos dos grandes cualidades que tienen los verdaderos hijos de Dios, sus obras o sea los buenos frutos que revelan su comportamiento, su trabajo, su entrega a los demás, su amor al prójimo.
Y, por otra parte, nos enseña cómo leer el corazón de quien tienes a tu lado, para saber si es un verdadero enviado del Señor, pues nos dice el Padre, que de lo que rebosa el corazón, habla la boca.
Si es un mala palabroso que vive proliferando palabras obscenas, diciendo cosas feas, hablando de cosas negativas todo el tiempo, criticando, murmurando, acabando con los demás, desanimando a quienes le rodean, imagínate todo lo que hay en ese corazón.
Víctor Martínez piensa que es preferible ver, oír y callar, salvo que sus palabras sean para edificar o bendecir a los demás, ayudar siempre al prójimo y crecer en el Espíritu para poder conducir a quienes necesiten ser guiados por los caminos del bien.
Hasta la próxima.
