El gobierno de Abinader parece anciano… y en cuidados intensivos
¡Cógelo, Picante! Con el caso Ángel Martínez, quieren tapar el desastre nacional

Buenos días…
El gobierno de Luis Abinader y el PRM se siente largo como si tuviera 8 años, pero no por sus logros (porque no se ven), sino por el agotamiento colectivo que ha generado. En casi cinco años, el país ha pasado de la esperanza a la frustración, de las promesas a la pesadilla.
Los problemas no se resuelven, se multiplican. Los servicios públicos están peor que nunca. La salud pública está quebrada, los hospitales son zonas de guerra sin médicos, sin medicamentos y sin humanidad. Los apagones volvieron con furia, la luz más cara y menos confiable. Y el agua, ni en sueños. Por donde usted camine, el grito común es: “¡No hay agua!”
La seguridad pública es un chiste de mal gusto. Antes era preocupación, hoy es pánico. La delincuencia no da tregua. Y si usted duda, mire lo que pasó en Capotillo, donde las autoridades montaron un show con helicópteros y tropas como si estuviéramos en Afganistán. Dicen que es para recuperar el control… pero ¿cuándo fue que lo tuvieron?
Un dirigente comunitario del mismo Capotillo nos llamó para decir que apoya el operativo, pero que los puntos de drogas están protegidos por policías y, peor aún, por oficiales de la DNCD. ¿Y qué hace el director de la Policía? Está más enfocado en sus construcciones personales que en garantizar la seguridad nacional. ¡Ave María Purísima! Todo el país lo sabe, menos el presidente.
Educación: 4% de presupuesto, 0% de vergüenza. ¿Dónde está el cacareado 4% para la educación? En Santiago, los estudiantes del liceo Ivelisse Prats de Pérez llevan más de 15 días sin clases por falta de electricidad y agua. ¿La razón? Edenorte le cortó la luz al Ministerio de Educación por una deuda de menos de 80 mil pesos. ¡Insólito!
Y mientras tanto, la vicepresidenta Raquel Peña, jefa del Gabinete de Educación, quiere ser presidenta. ¿Así es que se gestiona un país?
En la Escuela Primaria Rafaela Jiminián, también en Santiago, desalojaron a los estudiantes por fallas estructurales en los pabellones. Eso parece una comedia, pero es la cruda realidad.
En Hato Mayor, la situación educativa también es caótica: faltan docentes y las escuelas están cayéndose a pedazos y sin olvidar los lugares donde se imparte docencia debajo de árboles.
Herrera es un campo de guerra. La situación en Herrera, Santo Domingo Oeste, es de terror. Balaceras, muertes, puntos de drogas en guerra abierta. La comunidad teme que en cualquier momento se desate un infierno entre bandas rivales. ¿Y la Policía? En Instagram.
El caso Jet Set: silencio oficial, complicidad evidente. Nadie cree ya en lo que dice el gobierno sobre el desplome de la discoteca Jet Set, que dejó más de 600 víctimas entre muertos y heridos. En la calle hablan de una alianza del poder con los dueños del local para protegerlos. Y el pueblo ve lo mismo de siempre: impunidad VIP.
Un gobierno, un solo poder: el Ejecutivo lo controla todo. Los dominicanos seguimos creyendo que existen tres poderes del Estado. Pero eso es en los libros. Aquí solo hay uno: el Ejecutivo. El Legislativo obedece y el Judicial se arrodilla. Y ahora, ni el Tribunal Constitucional se salva. El control es absoluto, y el descaro, evidente.
El caso Ángel Martínez: la cortina de humo perfecta. El escándalo con Ángel Martínez no es casualidad, es un guión calculado. Mientras la opinión pública se distrae, el gobierno entierra el caso Jet Set, los apagones, los asaltos, las denuncias contra la Policía, la corrupción, el alza de precios, y hasta las deportaciones.
No se habla ya del vínculo entre Abinader y el empresario haitiano Gilbert Bigio, sancionado por Canadá por financiar pandillas en Haití. Y eso, señores, sí es peligroso para el país. ¿Cómo permitimos que alguien con nexos con el crimen organizado haitiano tenga presencia e influencia en nuestro territorio?
En El Seibo, la fuerza se mide con represión. Y mientras tanto, en El Seibo —tierra del jefe de la Policía—, los operativos “preventivos” meten presas hasta a las mujeres. Parece que en vez de aplicar la ley, están compitiendo por quién tiene más esposas en sus camionetas.
No digan que no. Nosotros sí tenemos videos. Obsérvenlos. El pueblo está cansado, vigilante y a punto de explotar.
¡Cógelo, Picante!