El PRM y Abinader sufrirán en carne viva los golpes de su propia demagogia

Buenos días…

El PRM es, sin duda, el mejor partido cuando está en oposición. Nadie lo supera en eso. Pero en el poder, es lo peor que le ha pasado a este país. ¡Un completo desastre!

Cuando estaban fuera del gobierno, se llenaban la boca hablando de corrupción y justicia. Hasta crearon la famosa “Marcha Verde”, dizque para combatir la impunidad. Pero bastó que Luis Abinader llegara al Palacio para que la Marcha desapareciera como por arte de magia… y con ella, se esfumó también el discurso de la transparencia.Hoy, nadie se atreve a pedir una auditoría en el Ministerio de Obras Públicas. ¿Por qué? Porque si abren esa caja de Pandora bajo Deligne Ascención, van a saltar no solo macos, ¡sino culebras con etiquetas del PRM!¿Cómo es posible que Abinader, que juró combatir la corrupción, no ordene una auditoría en Obras Públicas? ¡Ah! Porque allí hay muchos contratos “de grado a grado” repartidos como si se tratara de una tienda familiar.

Y mientras el país se cae a pedazos, hay como nueve funcionarios del PRM en campaña, todos queriendo ser presidentes. Habría que preguntarles: ¿y con qué recursos hacen campaña? ¿Del bolsillo o del presupuesto?Por si fuera poco, tenemos a Andrés Bautista, sí, el de ODEBRECHT, metido de lleno en la manipulación de la Cooperativa de la Policía Nacional. Esa cooperativa no le pertenece a la Policía, sino a los policías, y aun así, permitieron una asamblea amañada, ¿manipulada desde el Palacio? y apadrinada por la directora fantasma del IDECOOP. ¿Qué es esto? ¿Una película de atraco institucional?Colocaron como administrador de la Cooperativa al director de Asuntos Internos. ¡El mismo que debería investigarla! ¿Juez y parte? No, esto es una burla. Un “matadero” institucional al mejor estilo de los regímenes podridos.

Y lo más indignante: quienes controlan la Cooperativa hoy son los mismos que tenían sus cuentas bloqueadas. ¡Vaya paradoja! El zorro al cuidado del gallinero, mientras el Estado aplaude.

Hay que felicitar a los coroneles y generales delegados que no participaron de ese circo, aunque fueron convocados. Fue un “asalto institucional”, ejecutado por un grupito de “acomodados” que no representan a la base policial.

Y mientras tanto… el país arde. La violencia no se detiene. La delincuencia avanza. Y el gobierno está cruzado de brazos. Eso sí, maquillan estadísticas y le mienten al pueblo como si fueran parte de un show de ilusionismo barato. ¡Presidente, reaccione!

Dicen en los pasillos policiales que los ascensos se venden entre 200 mil y 500 mil pesos. Que muchos fueron reintegrados tras pagar su “cuota”. ¿Y las pensiones? ¡Un escándalo! Infladas y manipuladas. Y las nóminas llenas de esposas e hijas de oficiales ¡cobrando sin dar un golpe!

Presidente, eso no puede seguir. Usted lo sabe. Pero guarda silencio. Y ese silencio lo convierte en cómplice.

Lo más grave es que ya nadie cree en la famosa “reforma policial”. Dicen —y con razón— que es puro eslogan, puro bulto. En la misma Policía, ¡atención, Presidente, dicen que la institución está secuestrada por una cúpula de “sabandijas” que solo piensa en cómo llenarse los bolsillos. Eso es una vergüenza.

¡Presidente Abinader, abra los ojos! La patria no aguanta más corrupción. Usted prometió una transformación profunda y lo que tenemos es una Policía degenerada, clientelista, ineficaz… y, peor aún, sin autoridad moral para proteger a nadie.

Si no actúa ahora, el golpe no será solo político. Será histórico.

¡Cógelo, Picante!