
AYUDAME A SALVAR UNA VIDA
Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilsiniz?
Sí, me encuentro por estos mundos rodeado de una serie de países en los que falta la paz, se destruyen miles y miles de vidas a diario y el grito inocente de los niños no es escuchado por nadie, la miseria, el hambre, la desnudez, la falta de asistencia médica, por la destrucción de los centros hospitalarios y de innumerables hogares, han generado una falta de seguridad, aumentando cada día más el temor, por no saber cuándo caerán los próximos misiles que destruirán más vidas.
Agradezco los consejos de las personas que me escriben y me llaman para que salga con tiempo de esta zona y regrese a mi país, preocupados por mi seguridad en medio de estos terribles conflictos, muchos me preguntan incluso si no siento miedo, esto por pensar que, por estar lejos están exentos de las tragedias.
Pienso que estoy en el lugar y el momento indicados, pues como siempre lo he testimoniado Dios me ha destinado a esta zona a cumplir la misión de llevar Su Palabra por el mundo entero desde este lugar, para mí, bendito.
Turquía es un país tranquilo, muy seguro, donde reina la solidaridad y la actitud firme y abierta de trabajar y mediar buscando la conciliación de estos países en pro de la paz, sin embargo, no podemos perder de vista que estos conflictos bélicos están amenazando la integridad de todos los países del mundo, pudiendo desatar una guerra mundial.
Ver desde lejos, a través de los medios de comunicación, parte de los desastres que están acabando con la vida humana y la del planeta, nos lleva a sentir la impotencia de no poder hacer nada para detener este comportamiento que está destruyendo la obra del gran arquitecto del universo, nuestro Creador.
Pero no nos podemos quedar indiferentes, de brazos cruzados, pues todos somos hijos del mismo Dios y ver lo que están sufriendo nuestros hermanos nos invita a elevar nuestras oraciones a diario por quienes están en desventaja, todos debemos aportar nuestro granito de arena que, aunque parezca insuficiente, una oración, un pequeñito aporte para los niños desamparados, un envío masivo por las redes, promoviendo cadenas de oraciones rogando por la paz, un sacrificio ofrecido a Dios como ofrenda, un momento de ayuno, entre otros, son los recursos que tenemos para unirnos y tratar de evitar la destrucción del mundo.
Pienso que estamos viviendo uno de los momentos más difíciles de la humanidad, nadie está exento del sufrimiento, del dolor, de la muerte, el fin llegará, pues toda la humanidad ha recibido innumerables advertencias, señales que identifican el fin, como guerras por todo el mundo, terremotos, hambre, pandemias y enfermedades (Mateo 24:3; Lucas 21:10,11), injusticias y corrupción, entre muchos otros.
El reino de Dios reemplazará a todos los gobiernos humanos (Daniel 7: 13,14), que han mostrado su ineptitud para llevar la armonía, la justicia, la igualdad, a sus naciones.
La Biblia, el Corán y todos los Libros Sagrados nos hacen las advertencias de lugar, además de anunciar lo que ocurriría en el mundo, las Escrituras, por ejemplo, también describen cómo sería la gente en “los últimos días”. La Biblia dice: “Se presentarán tiempos críticos, difíciles de manejar. Porque los hombres serán amadores de sí mismos, amadores del dinero, desobedientes a los padres, sin autodominio, feroces, sin amor del bien, amadores de placeres más bien que amadores de Dios” (2 Timoteo 3:1-5).
Tú y yo somos parte de este mundo, nuestros hijos, nietos, son parte de este escenario, no podemos continuar sembrando odio, indiferencia, falta de amor y compasión, queriendo dañar, engañar al otro, maltratando, humillando, robando, murmurando, juzgando, haciendo lo que sea para hundir al otro y ocupar su lugar por celos, envidias, competencias deshonestas, todo esto también es violencia, guerra fría, con premeditación y alevosía, actitudes aborrecidas por Dios y castigadas por ti mismo cuando una enfermedad, una desgracia, toque las puertas de tu hogar para pasarte factura.
Víctor Martínez te invita a la conversión, a la oración, a la rectificación de tu comportamiento, siendo bueno, santo, amando a tu prójimo, tal como te lo manda Dios, así protegerás a tus hijos y nietos, a tu hogar.
Este mensaje ha llegado a todos ustedes gracias al apoyo recibido por nuestra Comunidad de Amor de la Fundación Vidas en Desarrollo.
Hasta la próxima.



