
AYUDAME A SALVAR UNA VIDA
Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilsiniz?
Vivir en medio de la ciudad, pero sin escuchar sonido alguno, ningún grito humano, voz, sentir como si estuviéramos en medio de un bosque, con la diferencia de que no se escuchan ni siquiera grillos, porque no los hay, resulta a veces algo desconcertante.
Llega un momento en el que tu voz interior, tus pensamientos, recuerdos, se agotan y no nos queda más que escribir, escribir y escribir, me paso horas escribiendo y dando paso solamente a la interrupción de las mezquitas en sus llamados a la oración cinco veces al día, es el momento en el que postrado me toca conversar con el Señor.
Pareciera como si estuvieras viviendo en una dimensión diferente a la acostumbrada.
La radio alta del colmadón, el vendutero vociferando sus productos, los ruidos del apartamento de al lado, el adolescente con su música desesperante a alto volumen, las innumerables bocinas de los conductores imprudentes, los molestos ruidos de los motores sin mofle, la doméstica que llama al que pasa … es el escenario que de por vida me tocó vivir; aquí, tuve que aprender a escuchar todo lo que me causaba ruidos en mi interior, teniendo que modular, afinar, armonizar, silenciar, todo aquello que me venía molestando sin darme cuenta.
Para Víctor Martinez, vivir en Turquía, ha sido un ejercicio de higiene mental, de enfrentamiento con mi conciencia, de purificación del alma, de reconocimiento y de limpieza interior, en el que, he podido anidar las palabras del Señor cuando nos dijo que, Somos Templo vivo del Espíritu Santo, y todo esto gracias al silencio y a las oportunidades que nos ofrece vivir en paz, sintiendo la presencia de Dios.
Ojalá aprendamos a vivir de en vez en cuando en el silencio, sin televisor, ni radio, ni ruido alguno que nos distraiga y nos saque de la melodía interior de nuestro ser, entonces podremos controlar el estrés, y favorecer nuestra salud física, mental y espiritual.
Solo así podremos tener momentos de meditación y oración profunda en los que nos encontremos con el Creador.
Gracias a nuestra hermana María Lajara por hacer posible que este mensaje llegara a todos nosotros.
Hasta la próxima.