INTERNACIONALES

Para Israel, el “plan Trump” no existe; sigue la matanza en Gaza y Cisjordania

Colonos israelíes: ladrones de aceitunas y tierras; niños entre rejas y balas

 

ORIENTE MEDIO.

Ni los discursos de paz, ni los acuerdos fantasmas logran frenar la furia israelí. En Gaza y Cisjordania, el sonido de las bombas sigue reemplazando al del diálogo.

Mientras el presidente Donald Trump y sus asesores venden el “plan del siglo” como si fuera la cura del conflicto, en el terreno el único plan visible es el de la destrucción sistemática.

Un nuevo capítulo de horror se escribió en la ciudad de Ya’bad, al oeste de Jenin, donde las fuerzas israelíes ejecutaron al adolescente Murad Fawzi Abu Seifen, de apenas 15 años, durante una redada que dejó tras de sí humo, ruinas y dolor. Testigos aseguran que el operativo incluyó granadas aturdidoras, fuego a discreción y la demolición de viviendas sin previo aviso.

La maquinaria de ocupación no descansa: nuevas confiscaciones de tierras, casas destruidas, árboles arrancados y familias desarraigadas, todo en nombre de una “seguridad” que cada día se parece más a un castigo colectivo.

Niños entre rejas y balas

Como si la tragedia no tuviera límites, dos niños palestinos fueron arrestados anoche en Al-Judeira, al noroeste de Jerusalén. Uno de ellos herido, ambos acribillados por balas reales.

Los pequeños, Muhammad Abdullah Taym y Muhammad Rashad Fadl Qasim, fueron interceptados cerca del muro del apartheid. A uno se lo llevaron herido, sin que hasta ahora se conozca su estado. Israel los llama “sospechosos”. El mundo, simplemente, los ve como niños.

Colonos: ladrones de aceitunas y tierras

Mientras tanto, en Sinjil, al norte de Ramallah, los colonos israelíes continúan su otra guerra: la del robo cotidiano. Armados y bajo la mirada cómplice del ejército, irrumpieron entre los olivos y atacaron a los agricultores palestinos, golpearon a uno de ellos y robaron la cosecha de aceitunas, símbolo de vida y resistencia en esa tierra castigada.

El ejército, lejos de detenerlos, tomó por asalto la ciudad para proteger a los agresores. Soldados en los tejados, campesinos heridos y una cosecha que pasa, literalmente, de manos palestinas a manos colonas.

La Comisión de Resistencia del Muro y los Asentamientos documenta el infierno con cifras que estremecen:

  • 7,154 ataques de colonos desde octubre de 2023.
  • 33 palestinos asesinados solo en Cisjordania.
  • 48,728 árboles destruidos, incluidos 37,237 olivos, el sustento de generaciones enteras.

Si el presidente Donald Trump realmente quiere posar de mediador global, debería empezar por llamar las cosas por su nombre: los colonos israelíes son terroristas con impunidad oficial. Porque ningún “plan de paz” puede florecer donde solo crece la sangre y el despojo.

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