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¿Es el juego un pecado?

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 AYUDAME A SALVAR UNA VIDA 

 

 

Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilsiniz?

¿Es el juego un pecado?Ante todo, permítanme decirles que, la Biblia no condena específicamente el juego de azar, las apuestas o la lotería. Sin embargo, la Biblia nos advierte que nos alejemos del amor al dinero (1 Timoteo 6:10; Hebreos 13:5).

La Escritura también nos anima a mantenernos alejados de intentar «enriquecernos rápido» (Proverbios 13:11; 23:4-5; Eclesiastés 5:10).

De manera definitiva, el juego de azar está enfocado en el amor al dinero, e indudablemente tienta a la gente con la promesa de riquezas rápidas y fáciles.

Jugar es un asunto complejo, aún si se lo hace con moderación y solamente de vez en cuando. Es un despilfarro de dinero, pero no es necesariamente «perverso». La gente malgasta el dinero en todo tipo de actividades. Jugar no es ni más, ni menos que, despilfarrar el dinero tomando alcohol, comiendo comidas innecesariamente costosas, o comprando artículos inútiles.

Al mismo tiempo, el hecho de que se desperdicie el dinero en otras cosas no justifica el juego. El dinero no debería ser malgastado. El dinero excedente debería ser guardado para necesidades futuras, o ejercer la caridad y diezmar al Señor, no apostar.

Lo peligroso del juego es la adicción y cuando se trata de casinos, donde te brindan bebidas alcohólicas gratis, te facilitan dinero prestado y se mueve un público que deja mucho qué decir, es más peligroso aún.

Víctor Martinez desde pequeño ha visto el juego con los ojos del Padre Billini creador de la Lotería Nacional Dominicana para asistir a los más pobres, y digo desde pequeño, porque no hubo actividad en los cumpleaños y fiestas de Reyes donde yo no me sacara siempre la rifa, ahí empecé a sentir ¿qué tenía suerte?, no sé, pero sí sé que lo que me sacaba, lo repartía o regalaba al primero que me encontraba.

Durante mi vida me he sacado 5 vehículos, 2 Mercedes, 1 Toyota, 2 Peugeot, en instituciones benéficas, con la seguridad al comprar el boleto de que me los sacaría, todo fueron donados para diferentes obras. ¿suerte?

Cuando empecé a recibir pacientes que en los casinos perdían sus vehículos y propiedades y familias desesperadas por un papá en prisión, decidí incursionar en los casinos para observar que era lo que allí sucedía, me preocuparon dos cosas, la cantidad de menores que me encontraba en esos ambientes y quienes se dedicaban a prestar dinero a quienes en medio de su desesperación lo perdían todo.

Quise involucrarme en aquel mundo tan difícil y tentador para entender lo que pasaba a los jugadores y lo que más me asustó fue, cómo cada vez que yo jugaba, aunque fuera una simple moneda, ganaba, siempre ganaba, nunca perdí el menor centavo en esas circunstancias, pero como Dios nunca se va de mi lado, un día me jaló y me sacó de esos ambientes.

Pude hacer un trabajo, titulado: “La tragedia de los jugadores”, con algunos testimonios interesantes de quienes arruinaron sus vidas en esos ambientes. Nunca olvidaré al joven a quien sus padres le habían regalado un vehículo del año, cómo lo perdió en un casino, al papá que desfalcó la compañía en la que trabajaba para jugar y terminó preso, a aquella pobre viuda que todos los días llevaba prendas costosas, perdiendo dinero y al final perdió su apartamento, y a mi bella amiga… que conocí en ese ambiente y de inmediato la convencí de ir a un retiro de evangelización, la bauticé, se convirtió y terminó bien casada y fuera de esos ambientes.

Pienso que, jugar tu dinero sin satisfacer las necesidades de tu familia, sin haber diezmado a las cosas de Dios, sin importarte lo que pierdas, es un grave pecado, ¡ah! Y si te sobra, estoy seguro de que tienes familiares y amigos cercanos con grandes necesidades, ayúdalos.

Debes tener cuidado es esta una adicción muy peligrosa.

Gracias al apoyo recibido por nuestro hermano Emile Troncoso este mensaje ha llegado a todos ustedes.

Hasta la próxima.

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