La ironía del poder y los “intercambios de disparos”
Por Augusto Álvarez
Las autoridades suelen exhibir con orgullo los casos de funcionarios corruptos que, tras enormes desfalcos al Estado, finalmente “cayeron” en manos de la justicia.
También narran -con cierto dramatismo- las historias de narcotraficantes aquí, allá y acullá, que han tenido la suerte de no caer en los famosos “intercambios de disparos” con agentes del orden.
Muchos capos de los grandes carteles mexicanos, e incluso un expresidente de Honduras, han sido extraditados a Estados Unidos… pero, ¿acaso alguien ha escuchado que alguno de ellos “murió en un enfrentamiento” con la DEA o con policías locales norteamericanos?
Mientras tanto, los reyes del desfalco y la corrupción disfrutan del botín público bajo protección oficial, y en los barrios pobres los pequeños vendedores caen abatidos -muchas veces para silenciar los vínculos que mantienen con los mismos agentes que dicen combatirlos-.
Aquí, allá y acullá, la historia es la misma: los peces gordos del narcotráfico y de la corrupción pueden caer presos… pero nunca, jamás, en un “intercambio de disparos”.
