SeNaSa, Supérate, Morrison y la Policía, un un hervidero de escándalos
¡Cógelo, Picante! Los puntos de drogas se multiplican como verdolaga en el Cibao y en Los Multis del Prosperidad, en Bonao,“Bladi” manda, con su red, su edificio y hasta escolta secreta. ¡Y nadie lo toca!

¡Buenos días…! Aunque venga disfrazado, te conozco bacalao…
En SeNaSa algo huele feo. Muy feo. En vez de hablar tanto, deberían rendirle cuentas al pueblo. Las quejas en hospitales públicos y clínicas privadas contra esta ARS pública están lloviendo, y no precisamente bendiciones.
Ahora, es la Sociedad Dominicana de Urología la que se suma al coro de reclamos. Exigen el pago inmediato de servicios médicos que SeNaSa tiene “engavetado”. Ya lo había advertido el Colegio Médico Dominicano, y también lo denunció la Fuerza del Pueblo.
¿La respuesta del Gobierno del PRM? Hacerse los locos y seguir vendiendo la idea de que “todo marcha bien”. ¡Mentira podrida! Aquí lo que hay es una crisis sanitaria y financiera encubierta. El futuro del país luce tétrico, turbio y sin horizonte.
Y si SeNaSa está mal, el programa Supérate va por el mismo camino. Lo que era un programa social, hoy parece un lío más. Vamos de palo pa’ leña y los montes pelados. ¡Feos pa’ la foto y arrugados pa’ video!
Milton Morrison, ¿director o magnate? En el INTRANT tampoco cantan bingo. Su director, Milton Morrison, también presidente del partidito País Posible, anda sonando… pero no por mejorar el tránsito, sino por una lujosa vivienda que, según denuncias, compró durante un viaje a los premios en Miami. ¿Con qué bolsillo?
Ya salió ileso del escándalo de los semáforos viejos que pintaron de nuevo como si fueran recién comprados. Y ahora, bajo la sombra de otra denuncia, ¿saldrá ileso otra vez? Así no se construye un país seguro, señor Morrison.
La PN: corrupción, abusos y negocio con haitianos. ¡Oído al tambor! Un mayor general retirado de la Policía nos llamó y nos dejó caer la bomba: “La Policía anda sin control, sin moral y sin dirección”.
Según sus propias palabras, a los patrulleros les están exigiendo una cuota diaria de haitianos detenidos. Si no tienen documentos y no pagan, los mandan directo a Migración. Pero si hay billete, van tranquilos pa’ su casa. ¡Corrupción pura y dura!
Y como si fuera poco, nos llegó una denuncia con documentos en mano. En una estación de combustible de la PN estarían vendiendo gasoil y gasolina, y los chelitos los depositan en una cuenta a nombre de una mujer. ¿Y el director de la Policía? Bien, gracias. ¡Investigue, presidente Abinader!
Pero eso no es todo. En Las Terrenas, Samaná, un grupo de oficiales —incluyendo un mayor general— estaría comprando terrenos a la brava, presionando a propietario, en zonas turísticas. Así no se reforma una institución, ¡se destruye! ¡Qué vergüenza!
Inseguridad por doquier. En Guachupita, Distrito Nacional, el plan del gobierno para reducir la criminalidad fracasó rotundamente. Allí, los asaltos son a plena luz del día. La gente vive con miedo hasta de su sombra.
En Santiago, los puntos de droga están en cada esquina. La inseguridad no es diaria, es por minuto. La Policía brilla… pero por su ausencia.
Y en Bonao, la cosa está peor. Las drogas se venden cerca de escuelas, protegidas por autoridades. La gente denuncia, pero nadie actúa. ¿Quién protege a esos puntos?
Por cierto, en Bonao, específicamente en Los Multis del Prosperidad, hay un sujeto que se ha convertido en el “papá” de la zona. Lo conocen como “Bladi”, y según múltiples versiones, controla un edificio entero, anda con guardaespaldas —algunos “secretos”— y mete miedo hasta a la Policía.
Dicen que «BladiI» tiene una red de haitianos que cruzan la mercancía por la frontera. ¿Quién lo protege? ¿Quién le da luz verde? ¿Hasta cuándo? Que lo investiguen.
La inseguridad en La Vega es tan grave que la gente ya ni se confía de su sombra. Asaltos, robos y puntos de droga campan por sus anchas.
Presidente Abinader, el país se le va de las manos. Las instituciones que deberían proteger al pueblo están «podridas» por dentro. SeNaSa, Supérate, la Policía, el INTRANT… cada una en su propio infierno.
¡Atención, presidente Abinader! El pueblo está harto de excusas. Queremos acciones, no discursos. Queremos justicia, no complicidad. Queremos un país seguro… no un país secuestrado.