El matadero de El Seibo es hoy una vergüenza ambiental y un peligro para la salud pública
A orillas del río y sin condiciones mínimas de higiene, el viejo matadero, de 54 años, continúa contaminando y poniendo en riesgo a toda la comunidad

Por Luis Chalas
EL SEIBO, R.D.
A 54 años de su construcción, el matadero municipal de El Seibo se ha convertido en un auténtico foco de contaminación y un riesgo latente para la salud pública. Lo que alguna vez fue una promesa de desarrollo hoy es sinónimo de abandono, podredumbre y negligencia.
Levantado en 1971 durante el segundo gobierno del expresidente Joaquín Balaguer (1970-1974), el matadero nunca ha sido sometido a mantenimiento ni reconstrucción. Hoy opera en condiciones deplorables: animales sacrificados en medio de sangre, aguas negras, olores nauseabundos y una infraestructura colapsada.
Los residuos del matadero —incluyendo sangre, vísceras y aguas contaminadas— van a parar directamente al río Seibo, multiplicando el daño ambiental y sanitario. Vecinos denuncian la presencia constante de gusanos, alimañas y olores insoportables, mientras la carne procesada en esas condiciones termina en carnicerías de la zona.
La señora Mágina Doroteo, de 61 años y residente de la zona desde su infancia, recuerda que el matadero comenzó como una enramada al aire libre, “donde hasta una mata de higuero había”, dice. Desde entonces —afirma— no se ha hecho nada para mejorar el lugar.
El actual alcalde, Leo Francis Zorrilla, quien está en su segundo período al frente del ayuntamiento, prometió reiteradamente construir un nuevo matadero. Sin embargo, tras cinco años de gestión, su promesa ha quedado en el olvido, como bien dicen los lugareños: “Era verde y se la comió un burro”.

Según informes anteriores, luego de una inspección sanitaria, se le otorgó al Ayuntamiento un plazo de tres meses para intervenir el matadero, removerlo de su ubicación actual o cerrarlo de manera definitiva. Nada de eso ocurrió.
Mientras tanto, cerdos y vacas siguen siendo sacrificados allí, y su carne vendida sin control sanitario en los principales mercados del municipio.
La situación ya no admite excusas: El Seibo necesita con urgencia un matadero digno, higiénico y funcional, que proteja la salud de los ciudadanos y el medioambiente. El tiempo de promesas vencidas quedó atrás.