Más escándalos en la PN, y qué vergüenza: haitianos negocian en deteriorado play de Miches
¡Cógelo, Picante! Los policías tienen que comprar sus nuevos uniformes, mientras el Gobierno asegura haber gastado más de 1,053 millones de pesos en adquirirlos.

Buenos días…
Es una vergüenza nacional que el Ministerio de Deportes permita que debajo de las gradas de un play, en ruinas, como el de Miches, funcione un negocio de venta de ropa vieja.
Y lo peor… ese negocio es manejado por migrantes haitianos, la mayoría sin documentos, en un espacio que alguna vez fue orgullo deportivo y hoy es un símbolo de abandono y falta de autoridad.
Presidente, el turismo en Miches no anda bien. Hay negocios quebrando, caminos destrozados y la seguridad se ha convertido en un lujo. Mientras tanto, los visitantes que llegan se topan con una postal de miseria frente al mar.
Pero, otra gran vergüenza -de marca nacional- es el escándalo de los nuevos uniformes policiales.
Presidente Luis Abinader, ministra Faride Raful: investiguen las denuncias. Se habla de una “mafia” dentro del sistema de distribución. Los uniformes se entregan a los “enllavados”, a los amigos del jefe y a los recomendados de los ayudantes. Los demás agentes -incluyendo coroneles y hasta generales- deben comprarlos con su propio dinero, porque se los exigen. Y eso, presidente, es un negocio con olor a corrupción.
El Gobierno anunció haber invertido RD$1,053,987,817.32 en uniformes para la Policía Nacional. Entonces, la pregunta es directa:
- ¿Dónde están esos uniformes?
- ¿A quiénes se los entregaron?
- ¿Quién se está beneficiando de ese dinero del pueblo?
Según el reporte oficial, se adquirieron 69,145 conjuntos completos -guerrera, correa, pantalón, camisa, gorra, quepis, zapatos y hasta la “Cruz de Martha” para las solapas-, además de 30,000 corbatas azules, 4,572 corbatines para damas y 518,585 piezas de ropa interior.
Pero en los cuarteles nadie ha visto nada. Los policías siguen pagando por sus uniformes.
Y atención, presidente Abinader, ministra Raful, hay “puestos oficiales” donde se venden uniformes policiales, y desde la propia Policía, mandan a esos lugares… Investiguen.
Presidente, esa mafia debe ser desmantelada. Investigue esas denuncias y actúe. El país no aguanta más cuentos de “reforma policial”, mientras dentro de la institución hay persecución, retaliación y silencio.
¿Y qué pasó con la famosa comisión de vigilancia creada por decreto para supervisar las finanzas y la educación de la Policía Nacional? ¿Se esfumó? ¿O se convirtió en cómplice por omisión?
Si de verdad queremos transparencia, el Ministerio Público debe investigar a fondo las operaciones internas de la Policía. Hay cosas muy feas de las que ya se murmura, y el Gobierno tiene los mecanismos para comprobarlas. Solo falta una orden suya, señor presidente.
Y advertencia clara: si continúa la represalia contra oficiales generales y coroneles, si la reforma sigue siendo un disfraz, la bomba va a explotar. Y cuando eso ocurra, caerán los altares.
Hay oficiales generales y coroneles, víctimas de la retaliación y de la persecución de altos mandos policiales, que tienen pruebas de corrupción, favoritismo y hasta de ejecuciones planificadas. Y no tienen miedo.
Ahora, por disciplina callan, pero hasta el ratón cuando está acorralado, ataca.
Solo falta que alguien se atreva a decir la verdad… y nosotros, aquí, seguiremos tocando esa tecla.



