¡Atención, OEA! Ángel Martínez es víctima de la “libertad” de prensa al estilo dictadura
¡Cógelo, Picante! La OEA es buchepluma y nada más —habla mucho, representa poco, y cuando debería defender la democracia, se hace la sorda. Y tú, Dío Astacio, cállate, que calladito te escuchas mejor.

La OEA, como siempre, metiendo la pata hasta el cuello. Si quieren investigar algo, que empiecen por el atropello contra Ángel Martínez, un periodista que no ha hecho más que hablar con pruebas y sin miedo. Lo que le hacen no es libertad de prensa: es represión política descarada, brutal y cobarde.
Ángel Martínez ha sido víctima del narcotráfico, de corruptos y de delincuentes internacionales, amparados por políticos que se creen intocables. Y por si fuera poco, de patrocinadores del terrorismo. ¡Sí, del terrorismo!
A ver, OEA, acláranos algo: Si un individuo está sancionado por patrocinar bandas criminales en Haití, y esas mismas bandas fueron declaradas terroristas por Donald Trump, ¿cómo tú lo catalogas? ¿Filántropo? ¡Por favor!
Y ya que hablamos de libertad de prensa, ¿cómo se explica que en este país un director de la Policía, con una auditoría que le marca irregularidades por más de 421 millones de pesos, en lugar de rendir cuentas, demande por difamación a una entidad defensora de los derechos humanos que solo repitió lo que estaba en el informe?
Pero más aún: ¿Por qué ese mismo general —que en 2020 fue señalado en el tollo electoral que provocó la suspensión de las elecciones— no demandó a quienes lo llamaron “delincuente” y lo metieron preso en aquel entonces?
Ah, pero claro… ahí sí se quedó calladito, porque los embustes de la OEA en ese lío todavía huelen mal.
Los organismos internacionales deberían dejar de hablar peplas de República Dominicana sin investigar. ¡Ojo! con la FAO.
Desde Higüey nos contaron que un maestro cayó en crisis tras un altercado con agentes de la Digesett, por un simple exceso en un operativo. ¿Y Yeni Berenice Reynoso? ¿Dónde está? ¿Se la tragó la tierra? Después que la designación fiscal general, su fortalece de aplicación de la mandarria, se debilitó.

Y hablando de los que se pican con la verdad… El general Frank de los Santos anda más guapo que un toro en desfile, porque en R.I. se le recordó lo que él quería borrar del mapa. Lanzando rayos y centellas contra el editor de este digital. Pero atención, el editor está de fuera por unos días, sí, pero no está huyendo ni se esconde de nadie.
El hombre sigue con su frente en alto y su verdad bajo el brazo, aunque las avispas revoloteen y algunos anden desesperados buscando a quién culpar. Porque aquí lo que duele no es la mentira, es la verdad que arde como ají caribeño. Y al que le pique… ¡que se rasque!
Pues aquí va otra dosis: nos informan que fue el exministro Miguel Mejía quien lo recomendó a un hermano del presidente Abinader, de nombre José Abinader, que ya ha recomendado más gente que una agencia de empleos. ¡Y todos con colas larguísimas!
Mientras tanto, el “súper alcalde” Dío Astacio, ese que habla más que cumple, ya no puede entrar en varios sectores de Santo Domingo Este. La gente está harta de sus promesas vacías, sus selfies y su religión de micrófono.
Y hablando claro, presidente Luis Abinader: El pueblo está cansado de apagones, de funcionarios ineptos y de instituciones que dan vergüenza.
Por ejemplo, el director de la CAASD debería ponerse el traje de la incompetencia: le queda hecho a la medida.
Y sobre el jefe de la Policía Nacional… ¡ese es otro disparate con charreteras! Un general de papel que usted, presidente, mantiene por compromiso político. Aquí nadie es pendejo. Ese señor fue premiado por su papel en el tollo electoral de 2020, y ahora anda privando en gallito, atacando por la espalda a civiles y a sus propios policías.
Sí, el subjefe y el inspector general también están en el mismo saco: peleles de uniforme. Y si al de Barahona le pica, que se rasque, porque tiene pecados que ni el agua bendita le quita.
Y tú, Dío Astacio, cierra con broche de hipocresía: Eres una vergüenza como alcalde y peor como religioso. Como dice el pueblo sabio: “Una vieja le dijo a otra: mejor callado que hablando.” Porque cuando hablas, metes la lengua más hondo que el pico de un gallo ciego. Y vamos para los barrios.



